Nuestra hada inspiradora Campirela, nos propone este jueves jugar a detectives, a lo Sherlock Holmes.
En su blog podréis encontrar más casos detectivescos: http://campivampi.blogspot.com
EL CASO DEL VASO VACÍO
Sergio
Plómez miró el vaso sobre la mesa de la terraza. Estaba vacío.
Completamente. Pero ayer estaba lleno... Sacó su lupa. En el borde había algo translúcido
adherido. Era una baba seca. Pensó en los caracoles de su jardín que a
veces aparecían todos en grupo pegaditos a la pared. No, ellos no podían
haber sido, porque habrían dejado un rastro por todo el vaso. Meditó
largas horas sobre dónde habría ido a parar el líquido que contenía.
¿Se lo habría bebido el sol con su pajita de rayos? Las pistas
indicaban la resistencia del vaso a unos dedos. Había huellas de lucha
por todo él. Sí, y no eran en absoluto las huellas de un perro, ni por
supuesto las de un cocodrilo... Despúes de cinco duras horas de
investigación, el enigma se complicaba más aún debido a la presencia de
un pelo en el fondo del vaso. Umm, pensó. Era blanco... No, no, la luna
no deja pelos, se decía... Y el Yeti no vive en esta latitud... Eliminó
al pelo como sospechoso; bien podía haber caído de algún piloto jubilado
disfrutando de su aeroplano.
Una mosca azul se acababa de
posar en el borde del cristal para limpiarse concienzudamente las patas.
El sol restallaba con escándalo en el vídrio. La mente de Plómez
viajaba, saltaba, trepidantemente, inspiradísima: "brillos, líquido,
encuentro; encuentro, brillos, líquido.."
Tras quince horas de
tenaz concentración en las tres bailarinas palabras, gritó: "¡El vaso
es el asesino!" Y apuntó raudo en su cuaderno:
"Crimen pasional: vaso enamorado de agua; agua ofrecida a cualquiera con sed. Vaso quiere
hacerla suya, y de nadie más; se la bebe hasta hacerla desaparecer.
Pruebas: el agua pasó su última noche con el vaso; hay tres gotas en el fondo. También huellas de pájaro intentando salvarla en el cristal."
El
genial, pero sumamente olvidadizo detective, se marchó a dar parte a la policía,
eufórico por haber resuelto el caso del vaso de agua bebido por
él mismo la noche anterior.