Cuentos bajo la almohada: diciembre 2020

Mi pecado (Mini relato)

                                                            

                                                                                Pintura: Roland Tamayo

 

                                               

                                              MI PECADO 

 

Amiga fuente. No te aburras de oírme, también yo escucho tu run-run cada día y no me quejo, lo celebro en mi seca soledad. Te diré un pecadillo que a nadie he contado:  robo sonrisas. Sí. Mira aquel montón de flores. Es mío. No mueren nunca porque son sonrisas. Hay de todos los colores, puedes ponerte una si quieres. Las que incluyen arco iris son especiales, esas, si las tocas, levitas.
  Verás, soy como Robin Hood. Robo a los ricos y se lo doy a los pobres. Sé que no está bien, pero ¿no ves que derroche de sonrisas tiene el sol?; ¡y todas para él solo! No, no, no... Convendrás conmigo en que es injusto este mundo. A él es a quien más he robado. Luego las vierto haya donde no se ve más que tristeza  y abandono, donde sólo germinan tallos rotos. Sólo que algunas se van volando e inflan los mofletes de niños bien felices; o pintan de lunares las montañas, o tiran la lluvia de las nubes. Se me descontrolan. Eso debe ser.... ¡En fin! Prometo abandonar mi pecado. Me haré payaso y trabajaré. Lo prometo.
   

  ¿Por qué callas ahora? ¿Y porque suenas a estrellas de hojalata en vez de a agua?  ¿Has robado tú mi sonrisa?

 

                                                     ***

 

   Microrrelato: Maite Sánchez Romero (Volarela) y pintura de Roland Tamayo

Dama del solsticio (Poesía)

 

Pintura: Goyo Domínguez



 
 
 LA DAMA DEL SOLSTICIO


Se levanta con hambre de nube recién nacida,
acaricia el lomo suave de la mañana,
atraviesa el sueño de las catedrales
y lo guarda en su ala esperanzada.

Salta a la comba del arco iris
con los niños huérfanos.
Le sigue un perro cojo,
enciende los párpados heridos
con luz robada al infinito.

Todos buscan en su saco de palabras
regalos del destino.
Ella los dirige
a la redondez pura del horizonte
y extiende sus palmas en la brisa...

A las doce en punto de la noche
sus ojos son palomas
posadas en las chimeneas;
hiriendo de belleza
el sueño de los durmientes.


*
 

 
  
Ilustración: Ed Org

Un deseo más... (Mini relato)

 

 

                                               Oaks, October Morning, 1909, J. E. H. MacDonald. (1873 -1932)

                                            


                                                   UN DESEO

 

Con estrepitosa pasión cogió toda la gama de colores cálidos de su inmensa caja de pinturas y los repartió generosamente por el lienzo. No le había quedado nada mal su bosque, arrebatado, entusiasmado de amarillos y rojos. Una senderista, que pasaba por allí, se llevó una hoja de arce, que ahora contempla pegada a la pared de su cuarto como símbolo de la muerte de las hojas transformada en belleza. Le recuerda que todo es efímero y a la vez eterno, pues aunque el solemne pintor, cuando lo indique su reloj de arena, borrará su cuadro para llenarlo de  nieve y soledad, volverá a sus tiernos ocres cada año, sin repetir ni un solo cuadro. 

Le dio las gracias al divino artista, y le pidió, que hiciera el gran favor de pintarla en ese bosque de oros, pero más allá del otoño, sin borrado, por detrás del cuadro, con una hoja rojo vivo dentro de su pecho, siempre a mano... para regalar. 

 

  Relato inspirado en deseos para el reto de diciembre de árbol de Ginebra


                           Y lanzando bien lejos mi sombrero  para que lo recoja  una gaviota coqueta en el 2021 ... os deseo que se cumpla la mayor de las felicidades, aquello que en lo más íntimo deseáis.

 

 

 

Os dejo la preciosa revista que Ginebra ha creado con todas  nuestras participaciones: 


Granizada (Mini relato poético)

 

        Pintura: http://tobalacuarelas.blogspot.com/2007/03/tormenta.html

 

 

 GRANIZADA

 

Cariño, quizá ya me has olvidado, pero yo no he podido. Hoy ha caído una de mis lágrimas escarchadas. Al besar a mí hija escapó rodando y enfrió su rosada mejilla. Llevaba un grito congelado en el silencio.

 Ella me miró como quien contempla un cielo lívido a punto de estallar. 

Siempre tengo frío. Debe de ser que estas lágrimas oprimidas circulan por detrás de mis ojos y viajan por la llanura vacía de mi cuerpo. Mi piel no es la misma desde que te abandoné. Envejece terriblemente deprisa, como esa rama que veo arder en la hoguera, agónica, sumisa. Al contemplarla me viene el recuerdo de nuestra primera noche: tu aliento brotaba con la temperatura dorada de las espigas. Tus labios fueron dejando sus vívidas huellas por mi gran luna dormida... Todavía tu dulce sexo crepita dentro de mí... liberando caballos por mi sangre.

  Te has enraizado tan hondo... árbol venerado. 

  El pasado me ciega con su lluvia muerta de cenizas... Escucha, donde quiera que estés; no tuve otra opción. Mi hija ahora tiene todo el calor que necesita... Una familia; compréndelo. Pero yo tengo tanto frío... Mi sonrisa poco a poco se coagula en mariposas heladas por las esquinas.

Hoy he besado a mi niña, y sin querer se ha deslizado por mi mejilla una dura lágrima que fue a caer en su rostro dormido... La desperté, y me miró asustada, como quien contempla una nube hinchada, plomiza, pesada, a punto de quebrarse. 


***



Más intrusiones en historias abandonadas en el mundo de Neogéminis

 

<FELIZ NAVIDAD BLOGUERA>

 


 

Inundada (poema en prosa de amor)

 

 


INUNDADA


Entre los molinos de viento del recuerdo hay un trozo de pan estremecido:
Es él.
Sus manos trazan arpegios en las nubes amarradas a tus ojos.

Tienes la carne arrugada por los instantes azules y constantes de las aguas compartidas.
Otra vez quieres mojarte. Sólo anhelas bucear en el mar de aquel pecho profundo.
Acariciar de nuevo sus cabellos con las algas de tus dedos clamorosamente conmovidos.

Y un tinte frío en tus uñas comienza a aparecer.
Te tragas más agua de sus labios fracturados por el tiempo.

La risa congelada de la nieve arrastra tu soledad por los brazos duros del glaciar...

Y tu vuelves, polilla de lluvia, a gotear tu anhelo de abrazarlo.

Pero todo es un sueño cóncavo, resbaladizo... caracola profunda donde a lo lejos brillan vuestros pies...
como amapolas hermanas.

 

***

 

Poema en prosa y fotografía: Maite Sánchez Romero (Volarela)