Cuentos bajo la almohada: 2021

Revuelos poéticos: Prímula y Sol



                         Pintura: Kathy Anderson




LA PRÍMULA


Al arrodillarme sobre la nieve,
vi el leve destello de un prímula.
Estaba caliente:
Tenía el aliento del sol sobre ella.

Allí permanecía inalterable, nueva,
como una juvenil estrella
ardiendo en la mansedumbre
de un prado nevado.
Había tanta vida en ella
como para crear un nuevo mundo.

Esa misma tarde
unas manos la arrancaron
y dispersaron sus pétalos,
cayendo en el aire rojo y loco
de dos enamorados.


*

SOL

El sol deja caer
lentas sonrisas de fuego
sobre los tejados.
Calienta las hojas muertas y las vivas,
dibuja niños jugando en las plazas de la vida.

El sol,
de pie,
sobre mi alma,
desprende lotos de mi mente,
y me agarra dulcemente
como a su pequeña aprendiz de estrella.

Ser estrella es un largo camino,
pero el sol huele a luz,
a vainillas y a limones,
huele, huele y huele...
y sigue oliendo también por las sombras
del universo.

*









Revuelos poéticos: Sueño de vida

 

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UN SUEÑO DE VIDA


Cien mil palabras enterradas:
montañas, plantas, caminos, animales, ríos, mares, árboles, lagos,
son un sueño, son cien mil colores enterrados.

Con mis patas de paloma voy dejando rastros en la arena.
Sueños... ¿Estáis debajo de mí y no os veo? Pico y pico en la arena... Escapan los latidos de las caracolas sumergidas...

Mis alas susurran como el cielo, soy vida escapada, soy una semilla de manzano,
se posa mi perfume como el rocío sobre todos los seres... Ahora os veo, cien mil formas cambiantes,
sueño, Tierra, regalo vivo de Dios sobre mi sereno corazón.

Revuelos poéticos: Un cisne solitario

 

Fotografía: Volarela




Un cisne solitario en la laguna
lleva a la niña bondad en su cuello,
plumoso y ligero,
 las manos de la belleza acarician
su eternidad blanca.

Un cisne solitario en la laguna...
es el reflejo tremolante de la vida,
el níveo posarse de los copos de un sueño,
la levitación de las arpas...
el amor que avanza
de puntillas sobre el agua.

Es una herida de luces
manando de la armonía.

Un señuelo, un ángel, una aparición,
o la esperanza del mundo
deslizándose en un lago. 



Revuelos poéticos: Niños

                                                       NIÑOS, NIÑOS, NIÑOS...


El fuen fuego. Por Sophie Gengembre



*

Los niños han hecho un corro alrededor de la luna;
refulgen canciones de estaño en sus bocas.

Los niños saltan sobre el universo,
planetas van y vienen entre sus manos nuevas;
y se desparraman mares de risa y quásares tuertos
 y cometas de colores
por los confines del serio y enorme tiempo.


***


Nieva. Blanco de ventana a ventana.
Pisadas de paloma serpentean hasta el cielo.

Trenzas desechas. Jirones de juegos en las ramas.

Una niña colorada corre por la vida
como una leve nevada.
Y el sol ha dicho que hoy
 se pone en su mejilla.


***



PEQUEÑA NIÑA


Vi, pequeña, en tus ojos esa ilusión
pura y suave como el cielo en el agua.
Corrías hacia el centro de la vida
para desde allí reír
y poner margaritas en mis manos.

Esos lisos cabellos que jugaron con las olas
y olían como el sol,
o esas palabras rosadas caídas en la arena
que tu alma dejó para mí
son ahora mi camino.

Niña de huellas de pájaro,
ahora siento tu revuelo púrpura
besar este corazón cansado.


***


Con ternura, para todos los niños del mundo


Revuelos poéticos: La verdad

Pintura: Vladimir Kush
 



VERDAD

Entre las piedras deposité mi alma, 

para ver si ellas me teñían de verdad.

Mojé mi corazón con agua de mar
y quise escuchar hasta el latido de los peces..
Mis lágrimas recorrieron el mundo áspero
y la verdad quería seguirme con sus sombra
de diamantes.

Quizá besó mis talones, quizá.
No la vi.
La verdad era tan grande que no podía verla.
Ella quiso amarme tanto...
Pero yo seguía y seguía caminando
perdiendo el ser y la memoria
por los senderos.
Un día pararé. Cesaré de respirar duda,
y el llanto de esta tierra.

Un día.
Cuando la verdad me adopte
con sus letras resplandecientes.
Entonces moriré
de verdad,
y seré hija infinita del cosmos..

Revuelos poéticos: Extremos y equilibrio

                                                    Pinturas de  Vladimir Kush






¿Se puede mezclar el día con la noche? ¿El bien y el mal? ¿Son irreconciliables? 
¿La tarde es la fusión del día y de la noche o es otra cosa diferente?
¿Surge la paz de la unión de los opuestos o es algo que los trasciende?


CONTRASTES



...Lo oscuro


Un atroz hueco soy ahora
De palabras invisibles. 
Me traspasan los sollozos, las sombras de los niños,
Los gritos de las madres, las hojas arrastradas. 
No siento,
Apenas un murmullo raído me atraviesa.
Soy una abeja hundida en un charco, 
sin vibraciones, sin ondas que hablen de intento
de supervivencia.

A lo lejos se oyen voces, música,
marea con luna iluminada,
allá, en otro espacio. 

"Salir", pone en un cartel…. "Por allí".
Por allí va la procesión de orugas,
rutilantes y verdes.


***






...La luz


Qué es este locuaz gemido de ballenas.
Qué ondea alborotando el sueño de los gatos,
qué ha roto los tímpanos de las mariposas;
qué retumba por los túneles del topo como un ejército,
qué va alzando las olas hasta la evaporación.

Qué inmensa fortuna es esa que alquila al cielo su azul;
qué aglutina ángeles en misiones de infinito;
qué está persiguiendo la misma sombra de Dios.

Es sencillo.

(El silencio se recoge sus faldas y camina de puntillas....)

Soy feliz,
nada más.



***


...Trazos pastel




La paz pendía de un hilo de seda.

Bajo una hoja
se dejaba caer como una araña.

Vino a caballo el viento y la esparció
por los prados esquilmados tras los fuegos.
Y eclosionaron renacuajos,
y se tejieron rosas,
y los pingüinos se lanzaron por los acantilados.

Me tendí al sol, recogí una vaina
de habas.
La abrí:
tres rotundas semillas engarzadas,
como cogidas de la mano.

Ahí dormía, 
secretamente,
sagradamente,
la paz.



***



Poemas recitados: Contigo (Poesía amorosa)

 Para los que sigan este blog, informaros de que, en adelante, todas las entradas serán copias antiguas de mi otro blog, y por tanto serán automáticas (programadas), como espejo y copia de seguridad de mi otro blog principal que ya conocéis; "Retazos al vuelo"

Un abrazo con cariño de Maite (Volarela)



Revuelos poéticos: Sirena

 

             
                                                                     Pintura de Victor Nizovtsev


SIRENA


Aquella playa pequeña
contenía el clamor de tu ruego.
Las gaviotas se lo bebían sedientas,
se lo bebían...

Tierra adentro los niños
escuchaban el cuento
de la sirena olvidada:
tu vida
 en sus grandes ojos asombrados...

Flotando sigues,
 preguntándote
qué hacer de tus dedos  tristes,
medusas abandonadas,
recorriendo la espuma
que él dejó.

¡Oh, dónde encontrar
 la mano que amansó con dulzura
 el oleaje de tus cabellos!
.
Cantabas, cada vez más despacio,
junto a las ballenas heridas.
Eras
 un tallo de violines
quebrándose en la bajamar.

Tierra adentro los niños
coreaban el cuento,
de la sirena abandonada.

 Pero tú cantabas
sola como el ancho mar,
incansable.

Y todavía te oigo,
firme, transparente,
ante cada barco que a lo lejos
te muestra sus hinchadas velas
de promesas.

*

Revuelos poéticos: Deseo



Pintura: Matias Quetglas



Tú. 
Escrito con néctar eterno
sobre mis labios.


DESEO


Entre dos cortinas de humo
la carne abundante atravesada de rosas
penetra otras carnes.
Le llaman deseo. Pero su verdadero nombre
sólo se encuentra en el río que huye.





Este jueves un relato "penumbroso"



Hoy nos reúne Mónica para que escribamos con una ambientación penumbrosa o de humos

Aquí tenéis las demás participaciones humeantes... Neogéminis


UN MANUSCRITO PENUMBROSO



MANUSCRITO HALLADO EN UNA CUEVA  

La neanderthal Jacinta vio asomar la punta de un objeto brillante. Rascó con sus uñas la tierra y sacó un pedazo de metal plano con multitud de signos grabados. Acarició las hendiduras con placer y escondió su tesoro bajo un pedazo de piel, muy querido por ella, que tenía guardada en la esquina más oscura de su cueva. Lo que jamás imaginaría es que miles de años después, tú, lector podrías entender su contenido. 


"Casi no tenían ojos, parecían topos; de hecho la luz les hacía daño; daban alaridos cuando un foco los iluminaba, como si los golpeara. La edad… Diría que aparentaban unos cinco años por su forma física, pero sin duda su mente era longeva. Caminaban de espaldas, no sé la razón, pero no chocaban, pues parecían ver con la mente. Y otra singularidad era que todos tenían un pitillo encendido en los labios; jamás se apagaba, como si no se consumiera nunca. Les llamé los eternos fumadores. Aparecían por la noche, cuando, poco antes de acostarme, me asomaba a la ventana. El humo de sus cigarrillos era el aviso; se filtraba por las rendijas y mis fosas nasales podían detectarlo, incluso antes de llegar a mi habitación. Estaban siempre atareados, cruzando de una acera a otra, cargados de objetos. Parecían reconcentrados, absortos en su labor, como si ésta fuera de trascendental importancia. Mis padres, obviamente,  no me dejaban bajar a la calle a esas horas de la noche, y por supuesto, no los veían. El gato del edificio de enfrente sí los veía, porque también se asomaba a la ventana a contemplar sus movimientos.

 Con mi ingenuidad infantil les hice un cartel que decía: “Quiénes sois”, y lo saque hacia afuera, estirando mi brazo todo lo que pude. Cúal sería mi sorpresa cuando aquel brazo mío fue tomado por una mano muy fría que me arrastró hacia abajo, a la calle, de un modo que aun no me explico. Me colocaron una maceta con dos margaritas y, con signos, me hicieron seguir a uno de ellos, muy peludo y oscuro, que transportaba una caja llena de bocinas de coche antiguo. Al fin llegamos a un sótano inmenso en el que todos iban depositando sus objetos al lado de una gran tumba vacía. Estaba lleno de humo. Yo dejé mi maceta con flores. Entonces apareció una niña muy bella y mucho más alta que ellos, pero igual de ciega. Tocó mi frente con ternura y luego se acostó en la tumba; todos los pequeños fumadores empezaron a señalarme con el dedo. Salí corriendo, pero al llegar a mi casa no podía entrar. Nadie oía mis llamadas. 

 Anduve varios días por la ciudad. Estaba completamente desierta, oscura, como si no hubiera amanecido; la gente seguía durmiendo en sus casas. Todos dormían, yo era el único que estaba despierto. Yo… y los hombres niños atareados en trasladar cosas marcha atrás. Pasaban los días hasta que, impávido, reconocí a mis padres en aquellos niños andando del revés. Lloré de desesperación, pero no me vieron ni oyeron, seguían su camino, indiferentes, absortos en su tarea. Luego fueron amigos, conocidos, todos estaban disminuidos de tamaño, aniñados, casi ciegos, pero reconocibles. 

Hasta que un día los vi a todos formar una larguísima cola. Al final de ella, una extraña nave con forma triangular abría su puerta a cada niño o ser, o como quiera que se llamen los entes en que se había transformado la gente. Iban entrando, de uno en uno, cada cual agarrando algún objeto.  Comprendí que eran cosas humanas que deseaban tener los extraterrestres. Deduje que la niña que viera en el sótano era la reina. Ahora, asomada al balcón de la gran nave, la sentía mirarme sólo a mí. Se había dado la vuelta, abriendo un enorme ojo oculto en su nuca, con el que me miró y parpadeó varias veces, despacio, a modo de tierna despedida. Grité. Me quedé yo solo. Yo solo como testigo de la invasión. Yo, aquí, ahora, con mi absurdo punzón, estoy grabando esto… ¿para quién?

  Vago de aquí para allá. Todo el vacío planeta es mi loco, descomunal hogar… Han pasado cuarenta años desde entonces, y mis lágrimas de soledad son ya humo espeso que no sale de mi alma. Cada día, como un cruel boomerang, me golpea la misma pregunta…: ¿Por qué se fueron sin mí?”


                                                                              ***


                                                                    Jacinta


Revuelos: La vida como caricia

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 * Si supieras, amor, lo hondo que viajan por mí tus caricias... Sólo detienen su viaje cuando amanecen estrellas en mis labios. 


¿Por qué no puede ser la vida una larga caricia, interrumpida de vez en cuando por espasmos, sustos, tristezas, angustias o molestias? Cuando cesa la interrupción, la profunda y suave caricia sigue su trabajo de amante alfarera. Y moldea tu cuerpo, tu alma como el río moldea el lecho por el que pasa.

¿Acaso no es una caricia la tibia leche que pasa por el hambre del bebé? ¿No es caricia el tobogán, el lápiz juguetón entre los dedos, la almohada que recoge los instantes del día como una noche caliente en la mejilla?

¿No es caricia la alegre melodía de la amistad, el siseo dorado de las hojas de los chopos, el sonrojo de la juventud, el amor nuevo como plumones de gorrión?

¡Hay tantas caricias! Todo es una gran caricia cuando la piel se hace tan sensible que hasta el roce de una mirada la estremece. 
La vida te acaricia sólo con pasar por los túneles hambrientos de tu respiración. Aire...
Su caricia es lenta, sí, muy lenta...
Puedes respirar la caricia de un trino trenzándose en tu oído, o el acelerado ritmo de un corazón que te espera con amor...
Respira ahora la aterciopelada armonía de tu propia mirada... abierta...

 

 
Pintura: Montserrat Gudiol Corominas
 
 
 
  
  TÚ y la palabra
 

 

Existió un día en que la palabra fuiste tú.

El mundo entero desembocó en tus ojos;

se derramó en tus labios.



Incendiaste la palabra.

Tu sola presencia era un astro

completo,

absoluto,

inabarcable,

profundo...

absorbiendo cada letra de mi vida.



Existió un día

en que estallaron todas las palabras,

y el silencio tomó la sublime forma

de tu abrazo.

 

*

El caso del vaso vacío. Relato detectivesco para "Este jueves..."

 


Nuestra hada inspiradora Campirela, nos propone este jueves jugar a detectives, a lo Sherlock Holmes.

En su blog podréis encontrar más casos detectivescos:  http://campivampi.blogspot.com 


EL CASO DEL VASO VACÍO

 Sergio Plómez miró el vaso sobre la mesa de la terraza. Estaba vacío. Completamente. Pero ayer estaba lleno... Sacó su lupa. En el borde había algo translúcido adherido. Era una baba  seca. Pensó en los caracoles de su jardín que a veces aparecían todos en grupo pegaditos a la pared. No, ellos no podían haber sido, porque habrían dejado un rastro por todo el vaso. Meditó largas horas sobre dónde habría ido a parar el líquido que contenía.  ¿Se lo habría  bebido el  sol con su pajita de rayos? Las pistas indicaban la resistencia del vaso a unos dedos. Había huellas de lucha por todo él. Sí, y no eran en absoluto las huellas de un perro, ni por supuesto las de un cocodrilo... Despúes de cinco duras horas de investigación, el enigma se complicaba más aún debido a la presencia de un pelo en el fondo del vaso. Umm, pensó. Era blanco... No, no, la luna no deja pelos, se decía... Y el Yeti no vive en esta latitud... Eliminó al pelo como sospechoso; bien podía haber caído de algún piloto jubilado disfrutando de su aeroplano.

Una mosca azul se acababa de posar en el borde del cristal para limpiarse concienzudamente las patas. El sol restallaba con escándalo en el vídrio. La mente de Plómez viajaba, saltaba, trepidantemente, inspiradísima: "brillos, líquido, encuentro; encuentro, brillos, líquido.."

Tras quince horas de tenaz concentración en las tres bailarinas palabras, gritó: "¡El vaso es el asesino!" Y apuntó raudo en su cuaderno: 

"Crimen pasional: vaso enamorado de agua; agua ofrecida a cualquiera con sed. Vaso quiere hacerla suya, y de nadie más; se la bebe hasta hacerla desaparecer.

 Pruebas: el agua pasó su última noche con el vaso; hay tres gotas en el fondo. También huellas de pájaro intentando salvarla en el cristal."

 El genial, pero sumamente olvidadizo detective, se marchó a dar parte a la policía, eufórico por haber resuelto el caso del vaso de agua bebido por él mismo la noche anterior.

 

Este jueves... La escritura. Una reflexión personal.

 



QUÉ ES ESCRIBIR...


Si me preguntan qué es escribir para mí… diría que es salir de mi interior hacia fuera, con algo nuevo que desconocía deseando hacerse palabra, cuento, poema.

Diría que es lo que me hace sonreír y sentirme más viva por las mañanas; darle besos a las flores; cantar con los ojos al mirar al cielo, saltar con la esperanza y jugar a las cartas con el futuro… Y sobre todo, ser mejor persona. Porque  escribiendo aprendo a mirar con los ojos del alma. Escribiendo busco lo imposible, (lo sé, pero no me importa). Busco a Dios. Busco todos los sentidos. Busco al otro. Me busco a mí misma.

Aún recuerdo el vacío que sentí, de niña, al no poder rellenar una hoja en blanco cuando se me pidió en la escuela que escribiera lo primero que se me ocurriera: estaba totalmente en blanco; no sé por qué razón nada salía y sentía que se me cerraba a cal y canto una puerta que necesariamente yo debía abrir... Creo que llevo toda la vida rellenando esa hoja.

Cuando, a los diecisiete años, descubrí la poesía, noté que al escribir entraba en otra dimensión. Era otra al acabar el poema. Aunque no valiera nada y mis letras sólo fueran titubeantes asomos de armonía, indecisos y borrosos sentimientos, yo me sentía como si hubiera penetrado el misterio de la vida… tocada por los ángeles. Y desde entonces, nada más me ha hecho sentir esa sensación mágica, de elevación, de totalidad, de maravilla.

Ahora tengo la felicidad de compartir con vosotros mis momentos y los vuestros, compañeros, poetas, cuentistas sensibles…

 ¡Brindemos, porque cada instante de creación es un verdadero milagro, y poder compartirlo, y que el otro vibre contigo... aún más!

   Por nosotros. Por el arte que hace la vida más vida.



NO os perdáis las demás entradas sobre la escritura en el blog de nuestra querida compañera MOLI

Salir a la vida *

 



                                                        QUE NADIE ME TEMA


  Reconozco que soy una inadaptada. Desde hace cinco años, ahora tengo veinte, no consigo hacer el papel correcto que se espera de mí. Y es que cuando creo que soy normal, que funciono como un ser humano adecuado a sus circunstancias, y todo rueda, y todo parece sonreírme… mi cuerpo se vuelve rígido, mis brazos se doblan levemente, mi rostro sólo puede mirar hacia el frente, mis ojos sonríen dulcemente desde una máscara que esconde mi pavor interior, y mis piernas, se estiran dolorosamente hasta colocarse de puntillas, siendo incapaces de dar un solo paso. Quedo convertida literalmente en una muñeca “Barbie”, completamente inútil y a merced de quien quiera utilizarme. Todos conocen ya mis ataques de muñeca, siempre inesperados y fatales, y todos intentan ayudarme, moviendo mis brazos como el de la muñeca, hablando por mí, peinándome, incluso poniéndome ropa nueva. Saben que es el único método de que vuelva a la realidad; yo misma, sin saber por qué entonces, les daba esas instrucciones, estando consciente. Tras diez minutos, más o menos, se me pasa, y vuelve mi conciencia y mi cuerpo se torna humano. Es una pesadilla.  Lo he probado todo. Mi vida es inútil; está destrozada, lo sé. Lo peor es que nunca he tenido la menor idea de por qué me sucede. Pero hoy, mis padres adoptivos, ayudados por un psicólogo, han hablado conmigo. Me han contado toda la verdad, salida de una sesión de hipnosis que me hicieron. Creo, que aunque ha sido lo más atroz que he escuchado, en el fondo es bueno, porque ahora puedo comprender,  y un rayo de esperanza comienza a atravesarme.

  Lo que había, escondido en el fondo de mi mente es lo siguiente:

Desde que nací fui escondida en el cuarto de los trastos de unos padres desalmados, robóticos… no sé si existe una palabra para ellos, puede que la halle en la boca del diablo… Les oía decir que en mis ojos de bebé veían sus propios pecados, como en un televisor, y no podían mirarme. Se veían siempre a sí mismos, haciendo cosas horribles. Por eso decidieron no mirarme más y encerrarme, ocultando mi existencia al mundo entero, pues pensaban que los demás también contemplarían en mis iris lo que ellos veían, su lado más deleznable. Durante quince años me mantuvieron viva, dándome infinidad de juguetes para lavar su culpa; de hecho al entrar al cuarto había más de cien muñecas barbies diferentes.  Cuando entraban, se tapaban los ojos, de modo que nunca pude recibir una mirada humana... En mis juegos, como toda niña, daba vida a las muñecas, y es cierto que me identificaba con ellas, dándoles vida, aquella que yo no tenía yo. Aprendí a hablar a través del televisor que tenía. Ése era mi ventana al mundo real. A los quince años, alguien me liberó de allí. Pero yo no recuerdo lo que ocurrió después. Así como hasta ahora no he podido recordar nunca nada de mi pasado, ya que al salir de aquel cuarto, el impacto de la realidad abierta, poblada de seres, de cosas, de cariño, de vida… fue tan fuerte que quedé inconsciente y mi mente hizo un borrado total para protegerme. Desde ese momento fui adoptada y comencé una nueva vida, aprendiéndolo todo desde cero, pues, según cuentan, era medio salvaje, medio civilizada.

 Ésta es mi vida, y sí, plena y consciente ahora tengo la pequeña esperanza de curar a la muñeca rota que hay en mí. 

 Y por favor, que nadie me tema, en mis ojos no se ven vuestros pecados, al menos es lo que dice mi psicólogo. Aunque tengo un poco de miedo de que sea verdad... porque la gente me mira de modo extraño, y parece que se asustan, y luego disimulan...  Y cuando noto esa  mirada sobre mí más tiempo del normal, sobrevienen mis ataques, que me dejan paralizada, como a una triste muñeca Barbie. 


**


Visitad otras creaciones en el blog de Neogéminis: http://neogeminis.blogspot.com

Las llamadas del pánico

Este jueves, Mag nos propone crear un relato inspirándonos en una de las cuatro escenas de esta casa. Se puede tomar, además, algún elemento de otra escena.

Como Poe es uno de mis cuentistas favoritos, no he querido ausentarme este jueves, aunque sólo sea un disparate lo que se me ha ocurrido.

Los demás relatos participantes, en el blog de Mag.

 

 

                                 LAS LLAMADAS DEL PÁNICO

 

Llevaba días y noches oyendo siniestros golpes en la puerta. A veces parecían golpes de nudillos; otros, sonaban como arañazos; y de vez en cuando, una feroz embestida parecía echar la puerta abajo. Desde que alquiló aquel ático, los espantosos sonidos eran continuos. Cuando abría la puerta, el vacío más compacto se burlaba de él. De la ventana también se escuchaban golpes, como si algún ave invisible chocara una y otra vez contra el cristal. Del espejo, igualmente, provenía un monótono martilleo de pájaro carpintero. Quitó el espejo más de una vez, pero detrás, obviamente, no había más que una pared empapelada con barrocas flores entrelazadas de tonos rojizos y desvaídos por el tiempo, como en toda la casa. No tenía vecinos. Pegó su oído a la pared. Cuando cesaba el ruido, se oía la voz de una mujer joven, cantando, como para sí misma, una melancólica, repetitiva canción. Para colmo, su propia esposa había desaparecido hacía un día y estaba a la espera de noticias de la policía. Debajo de él, desde el piso, también sonaban llamadas de aldabas y campanas. Y cuando dormía, sentía unos escalofriantes dedos que lo tocaban, lo empujaban, tiraban de sus manos con urgencia, como si quisieran levantarlo imperiosamente de la cama. Despertaba siempre gritando, y todo desaparecía, salvo la cantinela triste tras el espejo. Ante el brillante cristal, su gato negro llevaba días sentado, maullando con amargura. Hasta que su blanda lengua lamió su reflejo. Entonces fue tragado por el espejo. Y el amo, que en ese momento lo acariciaba, también.

Ni un dios sería capaz de describir el escalofriante pavor que experimentó cuando, a oscuras se palpó a sí mismo, a su gato, y a su propia mujer aterrorizada, inmovilizados todos entre las dos paredes de la casa. Tenían el espacio mínimo para gritar. Y lo hicieron (maullido incluido). Pero mientras expresaban su terror, comprobaron que sus propias voces, al atravesar la pared sonaban por toda la casa como llamadas en la puerta, en el suelo o en el cristal. Al callar, su silencio se trasformaba en una canción lánguida, tristísima, agónica. Y cuando el hombre notó las palpitaciones ansiosas de su corazón desbocado por el miedo, comenzó a oír, al otro lado del muro, el rapidísimo sonido que hace un pájaro picapinos en la madera. Entonces se percató de que el espejo era el causante, no sólo de querer matarlos en vida, sino también de alterar sus voces de auxilio.

Pero al destino, a veces, le gusta jugar... Los tres oyeron unos golpes en la puerta. Era el  avispado niño que vivía en el piso inferior, el cuál, harto de los ruidos, subió a investigar. Dio cinco golpes con sus nudillos. Al no oír respuesta, forzó hábilmente la cerradura y pasó, dejando la puerta abierta. Hombre, mujer y gato comenzaron sus llamadas desesperadas y espeluznantes. El niño se dirigió hacia el espejo y, más curioso que una urraca, lo tocó, siendo succionado también. El cuarteto emparedado, fuera de sí, comenzó su espantosa murga de golpes y llamadas.  Pero quiso la casualidad que el cuervo del vecino del segundo piso acabara de escaparse; subiera volando escaleras arriba, entrara por la puerta abierta, y comenzara a picotear el espejo con furia, sabiéndose a salvo de los influjos nefastos de los espejos, por representar él mismo a la muerte, o así estamos hartos de leer en la literatura de terror. Lo hizo añicos en su furor destructor (y es que la muerte odia que "otro" decida por ella quien debe morir).

 Esperó a su amo, que venía corriendo tras él. Era el mismo Poe, que al llegar escuchó de nuevo la cantinela de su fúnebre amigo: " Never more, never more*..."

 Y esta vez, sí, salieron nítidamente claros los gritos de la pared, haciendo que el atormentado poeta se pusiera a picarla, apareciendo primero la patita negra del gato, el cúal escapó escaleras abajo tras el cuervo.

 La atemorizada pareja decidió mudarse a otra casa. Y la mujer se libró del terrible futuro que le esperaba, y que sólo alguien como Poe, en su más calenturienta imaginación, podría haber imaginado...: ser emparedada por su alcohólico esposo en ese mismo cuarto piso*.

 

 

                                                            ***



*Never more: Nunca más. En el poema de Poe, para los que no lo conocen, el cuervo repite sin cesar esa frase al narrador, que llora la muerte de su amada.

* El gato negro de este cuarto piso es la historia de un alcohólico obsesionado con su gato negro que acaba emparedando a su mujer.

La mujer eco (relato)

 

                  

                                           Pintura: José de la Barra

 

                                       LA MUJER ECO


  Lisa estaba cansada de llamar tanto la atención. Tenía un aspecto absolutamente arrebatador, incluso en bata y rulos. Necesitaba hacerse transparente, un poquito menos imponente que el sol reflejado en el Danubio; al menos un poquito menos exquisita que la lluvia deslizándose por una peonia. Sin duda no era buena idea huír de sí misma, pero no podía evitar desear sentir lo que significaba que la ignorasen por completo. Llegó a la tienda llamada “Un poco más allá” y pidió un disfraz al guardián de la puerta, que le dijo que ya tenía uno: "Tu disfraz es la belleza, no puedo darte otro, a no ser que mires en aquel estante, donde están los más etéreos; quizá puedas ponerte alguno por encima...". Se acercó al estante más alto y leyó los nombres de los disfraces: “Suspiro”,”Eco”; “Ovación”; “Éxtasis de lagarto”; “Corazonada”. Se quedó con el de “eco”; y se lo llevó puesto; y le quedaba a la perfección, como un guante alucinante de sonidos.

Pero la muchacha se iba medio demolida como una montaña dinamitada, pensando en lo que le había dicho el guardián. Mi disfraz es la belleza... pensó. Entonces ¿quién soy yo en realidad?

  "¿En realidad?, ¿alidad?, ¿lidad, ¿dad?, ¿ad?" Escuchó su propia voz, dejando una cola de pajarillos alocados. Le fascinó. Se enamoró de aquellas respuestas que viajaban por los vacíos de las esquinas. Y tanto le gustó, que decidió llevarlo puesto durante años, instalada en las paredes de un estrecho barranco, y repitiendo enardecida las voces del águila o la marmota, los distintos estados de ánimo del viento; y hasta los gritos juguetones de senderistas ocasionales. Nadie sabía de ella; su presencia era fantasmal. Aprendió a imitar la pureza del sonido, la intención de cada frase, grito o canto, la magia de la reverberación como perfume de cada ser. Hasta que un pastor llegó y se puso a gritar con toda sus fuerzas. La chica disfrazada de eco fue incapaz de reproducir su voz. El hombre carecía de eco. Era inimitable; absolutamente único. La chica disfrazada se quedó tan estupefacta como maravillada. Quería repetir aquella voz, pero era inútil. El hombre sin eco se alejó, empequeñeciéndose en la distancia, a pesar de que su sombra era gigantesca, abarcando todo el valle.

  Aquella noche decidió ir en su búsqueda. Y descendió al mundo con el obligado disfraz de su espectacular cuerpo de mortal, bellísimo puma negro con mirada de gacela. En su ímproba tarea de encontrar a aquel hombre, descubrió que si se ponía de vez en cuando el disfraz de eco, podría reflejar todas las palabras de los que la rodeaban (para asombro de la gente, que creía perderse, momentáneamente, en un laberinto de ecos irreales). Mas era la única manera de desvelar al hombre cuya voz no tenía eco.

  Y como el tesón era su caballo favorito... al fin lo encontró. En el mismo sitio en que lo viera la primera vez; gritándole a las soberbias paredes rojas y extrañado de no oír su propio eco, ignorando por completo que era uno de los hombres más auténticos de la tierra, transparente a pesar de su disfraz de pastor, inigualable, por lo que ni el eco era capaz de imitarlo.

  Vio acercarse a la mujer de ojos asombrados de gacela, que, lentamente, dejó caer su bello disfraz, y con su ser prístino como el eco de la primera palabra de Dios, le acarició directamente el corazón, “razón”, “zon”, “n”...


                                                                  ***

Fantástica fe (Este jueves un relato)

 

Reto para este jueves cuyo tema es la Fantasía, propuesto por Neogéminis en su blog, donde encontraréis el resto de las participaciones: Mónica Neogéminis

 

 


                                 Pintura: Nicoletta Tomas Caravia

                                 

                                    FANTÁSTICA FE

 

La dama del invierno no encuentra la llave del baúl donde guarda la nieve y teme llegar tarde a su boda anual con la Tierra.

Se ha colocado ya una falda roja con las hojas nostálgicas de los arces y abandonadas plumas de perdiz en los pechos. Luego, ha rizado sus pestañas con escarcha del año anterior, y, coquetamente, deja ver su ombligo profundo de estrella polar.

Encontró al fin la llave bajo la garra de un cachorro de oso, dormido.

Ahora, la dama danza montaña abajo mientras echa estrellas de nieve por su aliento.

Así narraba un cuento inventado la extravagante tía Inés a su sobrino, enfermo de cáncer, en una habitación que olía un poco a amargura infantil y otro tanto a ilusiones efímeras de media hora. Al menos, el pequeño podía volar hacia el interior de un mundo donde todo era posible.

La tía, visto el entusiasmo del chiquillo, le sugirió que pidiera un deseo, añadiendo que la dama del invierno se lo concedería.

–¡Quiero vivir!. –respondió lanzando la mirada hasta rebotar por todas las esquinas blancas del cuarto.

Se escurrían los días, minuciosamente ordenados tras el secundero del reloj solar, hasta que resbalaron también incipientes trinos, anunciando ya la primavera, que andaba impaciente por abrillantar sonrisas. El día exacto en que floreció la primera prímula en los Alpes, la radiografía del niño aparecía limpia y bella como un campo de heno. La palabra “Milagro” saltaba de lengua en lengua, muy divertida.

Cuando el niño le llevó a su tía la verdadera prueba de su salud en un ciclón de palabras coloridas, atropelladas y pletóricas, ésta le dijo:

–Dale las gracias a la dama del invierno porque ella cumplió tu deseo.

Y después de contemplar los pájaros dichosos, detenidos en pleno vuelo, del alma de su sobrino, añadió:

–Ahora, la dama blanca duerme en su madriguera de nubes, satisfecha por haber hecho bien su labor: darle todo su aliento a la primavera. Y la primavera... también eres tú.

                                                          **

     


De cielos (dos poemas)

Pintura: José de la Barra

 

 

DE CIELOS...

 

 CELESTE LLAMADA



Este cielo me ofrece su calma

se ofrece como un cuerpo azul de aire:

me deja una pluma en la frente y

anillos de nube en los dedos.

El cielo busca soñar en mi boca,

pronunciarse a través de mí,

y hacer infinitos mis labios. 

 

Escucho un canto intocable de golondrinas;

y una campanada de latidos azules... 

ventea mis cabellos.



 

CIELO



No dejes de ser mi azul.

Sin ti soy alga

arrancada por agrios remolinos.



No dejes de ser

los labios de luz que hablan del asombro

sobre la piel del mundo.


Sin ti la Belleza sangraría de azul.


Cielo, mi cielo,

vasta caricia que sosiega,

colmata este lago sediento

de tu pura presencia.

 

*



Me haces reír (poesía amor) Poemas recitados

 

                                                 

                                                             (Versión declamada)

                                            

                                                                        ME HACES REÍR

 



                                                  

 

Dibujos y prosa poética: Volarela

"Madera y miel"

La fiesta de disfraces (Micro relato)

 

 Se apagaron las luces. Se apagó la música. Y las voces se hundieron en la expectación. Todos notaron caer sus disfraces por un agujero cercano a los pies. Fueron succionadas sus ropas, y sus pieles; y sus apariencias. Sin dolor, como si una mano invisible los desnudara con afecto maternal. A todos. Y la vergüenza los abofeteó. También el miedo. La vulnerabilidad de sus almas clamaba en aterrado silencio. Eran. Ellos mismos, sin más. Eran... expuestos, como el mismo mar ante la mirada atrevida del día. Se encendieron las luces. Todos habían huído tras los muebles, las cortinas, las puertas...

Pero una niña jugaba. Ausente. Como si toda su vida hubiera sido así. 

 

Tus manos (poema de amor recitado)

                                                     Van Gogh
 

 

                                               TUS MANOS

                                                                                                                              A Pedro

 

Con tus manos llevas el sosiego del trigo a la onda de mi pecho.
Tus dedos recorren mi cuerpo como si no tuvieran piel, sino un tibio sol, mientras yo emito un quebrado piar, rosado.

Tus manos llevan la suavidad del amor contenido y lo depositas en mí con un redoble de campanas soñadoras, mientras yo me enrosco, cual hiedra por tus dedos, aullando de ternura.

¡Ay, amor, tu tacto es de tronco mullido por el liquen!
Es tan sólido... Por eso me aferro a tus manos cuando se desploman las estatuas ocultas en las nubes.

Tus manos poseen ese temblor del rocío pendiendo de una hoja…
y tremolan al hundirse en mi pelo,
y lloro
de dicha.

 


***

Añado el poema recitado por mí misma






Nuestra propia música. Reflexiones poéticas y fotos

 

Volarela

 

 NUESTRA PROPIA MÚSICA

 

 No sabemos nada.

 A lo mejor soy de niebla y mañana estoy allá, convertida en una gota de agua, sobre un pensamiento del prado.

 Nada sabemos de nuestro existir... Sentimos punzadas húmedas, inspiraciones.... como pequeños croares en la charca de nuestro sueño.

 Y pasamos por la vida, como la niebla, acariciando las cosas de soslayo; empapando con nuestras vocecillas de nata las hojas de los árboles, conscientes de que un día la noche nos cerrará los ojos, nos llevará de la mano, y nos dará de su pecho lácteo.

 Nos cruzamos... unos con otros (nieblas con nieblas). Los labios neblinosos de nuestros corazones se besan. Y seguimos bulliciosos después, como los torrentes, sin saber hacia dónde nos llevarán estos abrazos de hilo blanco.

 

  Volarela 

  

Avanzamos vaporosos, ufanos, felices..., o lacrimosos y heridos, impregnando nuestra baba de caracol por el cosmos,  sin saber que nuestra cristalina estela va dejando una canción que no oímos... Hasta que un día subimos muy, muy alto, y alguien nos dice que escuchemos con atención nuestro propia música: todo lo que fuimos; todo lo que hicimos; todo lo que dejamos.

  Y nos sonará a campanillas de nieve, o a bocinazos de bus, o a trombones de oro, o a violines rotos, o a cencerros grises, o a platillos amarillos, o a flautas de agua, o a rebuznos mágicos, o a una orquesta completa...

  Y nos asombraremos de las innumerables ondas que fueron dejando nuestro pasos ciegos por la niebla. 

 

***

 

Fotografías y texto: Maite Sánchez Romero (Volarela)

Fotos del Pirineo (España), en días neblinosos

 

   

 


A qué suena el silencio... (meditación en prosa poética)

 

                                                                                               Pintura: Sorolla

 

EL SONIDO DEL SILENCIO


El silencio ¿a qué suena?

La montaña parece preguntármelo mientras los pinos dialogan con la brisa.

El silencio tiene el sonido de las orugas replegadas en sus capullos. Suena al calor tibio de las manos enlazadas una noche de tormenta. A veces canta una elegía verde y solemne, como el mar en aquella fotografía del estante…

El silencio tiene el sonido de la lluvia detenida en la mejilla, escurriéndose por la comisura de la boca, la cual quiere hablar… pero calla, porque la armonía le ha besado los labios.

El silencio es un clamor de huellas de cisne sobre la nieve…

El silencio huele a pelo de niño y tiembla como una tela de araña en el viento…

Hoy el silencio lleva el aroma inmaculado de las flores del almendro.

Reposo entre sus troncos curtidos y pausados, y comprendo por qué la savia no hace ningún ruido en su ascendente caricia; y por qué los pájaros se aman en silencio. 

 

*** 

 

Prosa poética de Maite Sánchez Romero (Volarela)