Cuentos bajo la almohada: abril 2022

El mudo

Inspirándome en una de las obras del pintor Denis Sharazin bajo la original propuesta de Mónica para este jueves simbólico.  Enlaces a los otros participantes

                                                                        



                                                                       EL MUDO QUE TENÍA UNA OBSTRUCCIÓN DE MARIPOSAS


 “Atención, atención, despejen la sala”, escucharon los lepidópteros.

 Todo estaba lleno, absolutamente lleno de pelotones de mariposas monarca en aquella estancia. Sólo habría cabido un alfiler agudísimo entre ellas, o la pequeñísima exclamación de admiración de un diminuto saltamontes. 

“Atención, despejen la sala”, escuchó Amenofis.

Llegaron los médicos. Le colocaron los tubos en la boca. Todavía contemplaba doradas mariposas que ocultaban el sol y abanicaban sus sienes.

Hacía treinta años que no hablaba. Tenía una obstrucción lingüística. El accidente de sus padres casi le arranca de un golpe el alma. El único modo que encontró de olvidar fue llenar voluntariamente su boca de mariposas mudas, imaginadas. Las monarcas eran la belleza pura, y las estudió en silencio, las siguió en sueños, en vida, en los libros de entomología, en el campo...

Pero al fin los médicos consiguieron desatrancarlo y extraer los delicadísimos restos de belleza devorada. Volaron más y más mariposas por la sala, y Amenofis comenzó a hablar muy suavemente, ya curado y libre de aquel dolor de su infancia. Pero nadie pudo entender sus frases de néctar, sol y revoloteos musicales; ni sus palabras avainilladas, hechas de pétalos y estambres de terciopelo nocturno. Nadie, salvo las mariposas.

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Otros juegos (microrrelato)


Pintura de Denis Sarazhin


                                                          DEL COLOR DEL PENSAMIENTO


Javi y Nuria dejaron bruscamente de jugar. La cortina de la ventana se había levantado como impulsada por el viento. Olía a gominola de arándanos. Se acercaron. Vieron a una mujer gigante, muy bella, que volaba frente a ellos envuelta en sedas multicolores. Sus ojos parecían los de una yegua maternal y plácida. Se acercó a ellos y les ofreció su gran mano abierta. Los niños, fascinados por la gran simpatía que emanaba, la agarraron, o más bien se subieron, porque era tan grande como una nave. Fueron con la dama hacia un sitio hecho de pensamientos de colores, donde vieron a su perro, muerto hacía tiempo.  Estuvieron en un planeta donde las ideas eran realidades; se podían tocar. Y aprendieron la ciencia del universo, durante siglos.

Cuando la cortina dejó de moverse, la madre los encontró un poco aturdidos, en el suelo del cuarto, con las fichas del parchís esparcidas por la alfombra.

Ellos miraron a su madre. Ya no sabían seguir jugando. Habían crecido de pronto. Tenían cuerpo de niños, sin embargo su mente era de adultos; adultos muy poderosos.

Pero tuvieron que disimular durante años y guardar su secreto, hasta que no pudieron evitar hacerse muy altos y echar a volar. Siguieron creciendo y comenzaron a buscar, por las ventanas abiertas, a otros niños que dejaran bruscamente sus juegos para conocer mundos... del color del pensamiento.




Apocalipsis (microrrelato)

Pintura de Denis Sarazhin


APOCALIPSIS


En la manifestación se habían congregado más de cincuenta mil personas vociferando desesperadas. Parecían un sólo ser, vomitando la palabra justicia sobre una flor sin abrir.

Apareció entre la multitud un hombre muy extraño. Encorvado. 

Se acercó a ellos con una esfera brillante que parecía un astro diminuto. Estaba desnudo. 

-Soy la luz, -dijo-. Seguidme.

Y se rieron de él. Y lo echaron a patadas. 

El pequeño astro que llevaba en la mano cayó y rodó. Giró amenazador, calle abajo, hasta explotar y llenarlo todo de un silencio absoluto y mortal que recorrió poco a poco el planeta, como un lagarto gris y parsimonioso.

Gris guerra

Pintura de Denis Sharazin

GRIS GUERRA


Sus rodillas se llenaron del tinte negro del suelo. Veía un grito gris ceniza chocar con otro grito marrón y con otro más del color de la sangre. Todo por el aire. Era la guerra. Sólo existía el pánico a dos piernas golpeando con otros pánicos desbocados.

 Crujían las nubes abortadas en un rincón de la clase. El horror la olisqueaba en la penumbra más total.

Ella sólo era una niña. Quiso borrar con su manita esa pizarra. Pero no pudo. 


-Matilde, deja de soñar, coge ya la tiza y haz la suma -le dijo la maestra. 

-No puedo, contestó. Y se marchó a su asiento a llorar.


***

El vacío. Microrelato

 

Pintura: Denis Sharazin Denis 


 LA FORMA DEL VACÍO


Despertó. No podía moverse. La muerte tiraba de su mano con una succión devastadora. Luego de su brazo.  Y de su pijama. Y de su cama. Y de su mujer en la cama; Y de su casa... Y de su madre, que en ese momento preparaba gachas... De su gato Ilu, de sus amigos, de su barco, de su bonsai, de su país, de su planeta Tierra... Todo su mundo entero fue tragado por la muerte. 

Pero a él no se lo llevó.

Quedó flotando en el espacio, vivo, solo, contemplando en sí mismo la pavorosa forma del vacío.