Inspirándome en una de las obras del pintor Denis Sharazin bajo la original propuesta de Mónica para este jueves simbólico. Enlaces a los otros participantes
EL MUDO QUE TENÍA UNA OBSTRUCCIÓN DE MARIPOSAS
“Atención, atención, despejen la sala”,
escucharon los lepidópteros.
Todo estaba lleno, absolutamente lleno de
pelotones de mariposas monarca en aquella estancia. Sólo habría cabido un alfiler agudísimo entre
ellas, o la pequeñísima exclamación de admiración de un diminuto saltamontes.
“Atención, despejen la sala”, escuchó Amenofis.
Llegaron
los médicos. Le colocaron los tubos en la boca. Todavía contemplaba doradas
mariposas que ocultaban el sol y abanicaban sus sienes.
Hacía
treinta años que no hablaba. Tenía una obstrucción lingüística. El accidente de
sus padres casi le arranca de un golpe el alma. El único modo que encontró de
olvidar fue llenar voluntariamente su boca de mariposas mudas, imaginadas. Las
monarcas eran la belleza pura, y las estudió en silencio, las siguió en sueños,
en vida, en los libros de entomología, en el campo...
Pero al fin los médicos consiguieron desatrancarlo y extraer los delicadísimos restos de belleza devorada. Volaron más y más mariposas por la sala, y Amenofis comenzó a hablar muy suavemente, ya curado y libre de aquel dolor de su infancia. Pero nadie pudo entender sus frases de néctar, sol y revoloteos musicales; ni sus palabras avainilladas, hechas de pétalos y estambres de terciopelo nocturno. Nadie, salvo las mariposas.
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