GRIS GUERRA
Sus rodillas se llenaron del tinte negro del suelo. Veía un grito gris ceniza chocar con otro grito marrón y con otro más del color de la sangre. Todo por el aire. Era la guerra. Sólo existía el pánico a dos piernas golpeando con otros pánicos desbocados.
Crujían las nubes abortadas en un rincón de la clase. El horror la olisqueaba en la penumbra más total.
Ella sólo era una niña. Quiso borrar con su manita esa pizarra. Pero no pudo.
-Matilde, deja de soñar, coge ya la tiza y haz la suma -le dijo la maestra.
-No puedo, contestó. Y se marchó a su asiento a llorar.
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