Cuentos bajo la almohada: mayo 2021

Salir a la vida *

 



                                                        QUE NADIE ME TEMA


  Reconozco que soy una inadaptada. Desde hace cinco años, ahora tengo veinte, no consigo hacer el papel correcto que se espera de mí. Y es que cuando creo que soy normal, que funciono como un ser humano adecuado a sus circunstancias, y todo rueda, y todo parece sonreírme… mi cuerpo se vuelve rígido, mis brazos se doblan levemente, mi rostro sólo puede mirar hacia el frente, mis ojos sonríen dulcemente desde una máscara que esconde mi pavor interior, y mis piernas, se estiran dolorosamente hasta colocarse de puntillas, siendo incapaces de dar un solo paso. Quedo convertida literalmente en una muñeca “Barbie”, completamente inútil y a merced de quien quiera utilizarme. Todos conocen ya mis ataques de muñeca, siempre inesperados y fatales, y todos intentan ayudarme, moviendo mis brazos como el de la muñeca, hablando por mí, peinándome, incluso poniéndome ropa nueva. Saben que es el único método de que vuelva a la realidad; yo misma, sin saber por qué entonces, les daba esas instrucciones, estando consciente. Tras diez minutos, más o menos, se me pasa, y vuelve mi conciencia y mi cuerpo se torna humano. Es una pesadilla.  Lo he probado todo. Mi vida es inútil; está destrozada, lo sé. Lo peor es que nunca he tenido la menor idea de por qué me sucede. Pero hoy, mis padres adoptivos, ayudados por un psicólogo, han hablado conmigo. Me han contado toda la verdad, salida de una sesión de hipnosis que me hicieron. Creo, que aunque ha sido lo más atroz que he escuchado, en el fondo es bueno, porque ahora puedo comprender,  y un rayo de esperanza comienza a atravesarme.

  Lo que había, escondido en el fondo de mi mente es lo siguiente:

Desde que nací fui escondida en el cuarto de los trastos de unos padres desalmados, robóticos… no sé si existe una palabra para ellos, puede que la halle en la boca del diablo… Les oía decir que en mis ojos de bebé veían sus propios pecados, como en un televisor, y no podían mirarme. Se veían siempre a sí mismos, haciendo cosas horribles. Por eso decidieron no mirarme más y encerrarme, ocultando mi existencia al mundo entero, pues pensaban que los demás también contemplarían en mis iris lo que ellos veían, su lado más deleznable. Durante quince años me mantuvieron viva, dándome infinidad de juguetes para lavar su culpa; de hecho al entrar al cuarto había más de cien muñecas barbies diferentes.  Cuando entraban, se tapaban los ojos, de modo que nunca pude recibir una mirada humana... En mis juegos, como toda niña, daba vida a las muñecas, y es cierto que me identificaba con ellas, dándoles vida, aquella que yo no tenía yo. Aprendí a hablar a través del televisor que tenía. Ése era mi ventana al mundo real. A los quince años, alguien me liberó de allí. Pero yo no recuerdo lo que ocurrió después. Así como hasta ahora no he podido recordar nunca nada de mi pasado, ya que al salir de aquel cuarto, el impacto de la realidad abierta, poblada de seres, de cosas, de cariño, de vida… fue tan fuerte que quedé inconsciente y mi mente hizo un borrado total para protegerme. Desde ese momento fui adoptada y comencé una nueva vida, aprendiéndolo todo desde cero, pues, según cuentan, era medio salvaje, medio civilizada.

 Ésta es mi vida, y sí, plena y consciente ahora tengo la pequeña esperanza de curar a la muñeca rota que hay en mí. 

 Y por favor, que nadie me tema, en mis ojos no se ven vuestros pecados, al menos es lo que dice mi psicólogo. Aunque tengo un poco de miedo de que sea verdad... porque la gente me mira de modo extraño, y parece que se asustan, y luego disimulan...  Y cuando noto esa  mirada sobre mí más tiempo del normal, sobrevienen mis ataques, que me dejan paralizada, como a una triste muñeca Barbie. 


**


Visitad otras creaciones en el blog de Neogéminis: http://neogeminis.blogspot.com