TUS MANOS
A Pedro
Con tus manos llevas el sosiego del trigo a la onda de mi pecho.
Tus dedos recorren mi cuerpo como si no tuvieran piel, sino un tibio sol, mientras yo emito un quebrado piar, rosado.
Tus manos llevan la suavidad del amor contenido y lo depositas en mí con un redoble de campanas soñadoras, mientras yo me enrosco, cual hiedra por tus dedos, aullando de ternura.
¡Ay, amor, tu tacto es de tronco mullido por el liquen!
Es tan sólido... Por eso me aferro a tus manos cuando se desploman las estatuas ocultas en las nubes.
Tus manos poseen ese temblor del rocío pendiendo de una hoja…
y tremolan al hundirse en mi pelo,
y lloro
de dicha.
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