Cuentos bajo la almohada: La felicidad (una reflexión)

La felicidad (una reflexión)



La felicidad continua no está hecha para nosotros los humanos. A veces, tenemos atisbos de algo que nos supera, y de golpe da sentido a nuestra vida. Son momentos, instantes que luego se diluyen en el correr de esta losa diaria que empujamos al vivir. Pero esos momentos son promesas de algo que quizá lleguemos a hacer nuestro y convertirlo en presente. Con arte, con dedicación, con esfuerzo, con sabiduría, quizá alcancemos ese vivir pleno y total llamado felicidad. 

Uno de aquellos momentos felices que recuerdo vino repentinamente. 
Caminaba sola por la playa. Mis pensamientos, más creativos de lo normal, fueron derivando en una mera contemplación de lo que había a mí alrededor:
El mar muy azul, la arena suave, las personas tumbadas al sol o bañándose despreocupadas; el aire agradable rozando mi piel y la luz intensa penetrándolo todo. De pronto, sentí una dicha inexplicable. Todo era perfecto. Me sentía fusionada a la vida. Veía las cosas y los seres radiantes, bellísimos, con más relieve del normal. La luz los moldeaba exquisitamente: la nitidez y hermosura de lo que me rodeaba me sobrecogía. Al contemplar el mar sentí que me amaba, de un modo que no puedo describir. Distinto, íntimo, directo. Saltaron algunas lágrimas mías. No vivía, pues aquello era más que vivir. Era sentir de verdad lo que significa estar viva, aquí, en esta Tierra, y fusionarse con lo que te rodea, que es prístino y hermoso igual que tú. Sentía deseos de abrazarlo todo. Era feliz, libre, brillante como el sol. Fue algo tan maravilloso y desbordado que mi cuerpo y mi mente no lo podían sostener.
Se fue diluyendo aquella sensación, y seguí caminando, pero llena de paz y alegría por la experiencia. Un regalo. Un presente para recordar que hay algo más, y que habitualmente sólo vemos (por decirlo metafóricamente) la mota de polvo en la uña de un pie gigantesco, cuyo cuerpo y dueño no podemos ni imaginar... La realidad es inmensa y en ella caben todas las posibilidades. Acabamos de empezar a leer este largo cuento. Pero lo hermoso es que el cuento lo creamos nosotros. 




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Texto y foto coloreada de la playa de Altea:  Maite Sánchez Romero (Volarela)


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