Me miran. Yo no quiero mirarme; sé que mi aspecto repele: mis barbas canas, mis arrugas de mil vientos feroces en el rostro, mi piel ennegrecida a fuera de lanzas solares. Bah, ¡qué mas me da! Hace años que ni me miro, para qué: no soy un reflejo en un cristal; soy libre, y la libertad no tiene forma... como la música. Libre… pero solo como el lamento de un lobo.
A veces contemplo a la gente, el rebullir de sus vidas... Y es como si estuviera detrás de una ventana: hay siluetas, hay ropas de colore, paquetes, prisas, proyectos, notas que desafinan y chocan, se atraviesan sin oírse… Pero ¿y yo? Con mi oboe por las esquinas; tocando, sonriendo a alguna mano compasiva... ¿Qué clase de mentira vivo? Solo, siempre solo, no oigo más que el sonido de mi propia mente. Cuando hablo… cuando hablo, ya casi no sé expresarme... Llevo años de silencio; me siento torpe, inseguro entre los demás. Mi voz es mi oboe. Él, mi inseparable…, llega a los oídos de los transeúntes, mezclado con motores, bocinas, murmullos, triste maraña de sonidos… Pero llega, lo sé. Y quizá algún gorrión despistado, o esa niña que quiere liberarse de la mano de su madre, o aquel viejo mirando a sus adentros... quizá se lleven a sus sueños algo de mi música.
Este oboe es
lo único valiosa que conservo de mi paso por la vida.
Voy de
ciudad en ciudad, sin planes, sin rumbo fijo. Ésta me gusta… es alegre… ¿musical? Ahora estoy tocando una melodía improvisada.
Me gusta…, y a la gente también. Empieza a formarse un corro a mi alrededor. Es
extraño. Noto otro oboe a lo lejos. ¿Será que alguien más está tocando? Parece
que el sonido responde a mi melodía; la sigue, pero con nuevas variantes. Voy a
parar. También para aquél. La gente se extraña de que interrumpa la música;
debían estar embelesados… ¿No oyen a mi compañero? Vuelvo a tocar. La segunda
melodía comienza de nuevo, como un eco muy, muy lejano. Atrayente... Me sumerjo en mi música. No, no, ahora no es
mi música, ¡es de dos! ¿Quién eres?
Ha resultado
maravillosa esta doble interpretación. Según tocaba (tocábamos), las caras que
me miraban se iluminaban como ángeles sorprendidos, y ¡todo! aparecía más
intenso, con más saturación, con más volumen… Tuve que parar, era demasiado
hermoso… ¿Cómo es posible?
Notaba unos
labios que entraban en los míos y soplaban conmigo… y… me hablaban con música...
¡Y me comprendían! ¿Dónde estás, amigo; me conoces?
Voy a buscarte:
tengo que encontrarte…
Llevo días
tocando, en diferentes calles, y a medida que subo hacia la colina de la
ciudad, el oboe acompañante se oye más nítidamente, más fuerte, como si me
acercara a él... ¡Creo que voy a encontrarte, amigo! Según crece la intensidad
de su música, aumenta mi euforia. ¡Somos un dúo increíble! Hacía mucho que no
sentía tanta complicidad, ¡tanta belleza…! ¿Sentirá aquél lo mismo?
Ayer por la
noche, en mi última interpretación, al sentir al otro oboe respondiendo a mis melodías,
sentí la misma alegría que cuando era niño y mi padre me tapaba con una gran
manta, y yo jugaba a esconderme como un conejo en su madriguera.
Hoy voy a
tocar en la vieja iglesia. Es muy singular, las piedras románicas, gastadas,
oliendo a tiempo…; la colinilla verde que la alza, los pinos soberbios que la ciñen,
los cipreses viejos, que se ondulan perezosos como el último humo de una
hoguera. ¡Es un gran día, siento la poesía de la vida!
Estoy
tocando. ¡Pero qué fuerte escucho aquí a mi compañero! Tocamos a dúo una pieza
que ambos conocemos. Me encanta… Respiro y él sigue… ¡Oh, Dios, qué felicidad,
podría morir ahora mismo! Vuelvo a tocar y a tocar, llevado por un impulso
incontrolable. Me siento envuelto, atrapado en la otra melodía… ¿Es esto la felicidad?…
La fusión de mis notas con aquellas es la armonía plena. Voy a morir de gozo. ¿Y
nadie más que yo lo oye? ¿Nadie?
Paro. Miro
hacia todos los lados. Tan cerca y no logro ver a nadie... sólo escucho ese
oboe, total, absoluto, como una entidad independiente que todo lo abarcara...
¿Por qué? Me alzo. Voy a caminar mientras toco. Allí voy, allí se oye todavía
más fuerte...
Ahora parece
que estoy interrogando con mi oboe. No lo controlo... ¿Quién eres? Me responde
una música deliciosa que no comprendo... ¿Dónde estás? Lo mismo…
Llego a un
sitio donde suena al máximo; la música me subyuga. Replica: “Aquí estoy” en una
frase melódica tan larga y profunda, tan dulce que me hace temblar...
No.... Aquí,
en este justo lugar, debajo de mí, el sonido entra dentro de mi cuerpo. Me
estremece. Me enloquece…No. Aquí... Me enamora…Caigo... No puede ser...
“Ven”… Mi
instrumento calla. Su oboe suena con la potencia de cien estrellas: “Ven…”.
No es
posible... ¿Sueño? Me encuentro sobre una lápida. No. Es real.
Leo:
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Avelarda Giménez Rosales.
1850-1875
“Entregó su
breve vida a la música”
-----------------------------------------------------------
Sobre la piedra hay un hermoso bajorrelieve de
una joven tocando… un oboe.
Una melodía
vuelve a sonar con el aroma límpido de las rosas abiertas:
“Ven,
toca conmigo, más allá del espacio y del tiempo”.
***
No os perdáis los demás relatos de este reto propuesto por nuestro amigo José Antonio para el musical mes de febrero:
https://jascnet.wordpress.com/2024/02/01/vadereto-febrero-2024/
Me gusto mucho tu relato. Te mando un beso.
ResponderEliminarMe alegra de veras. Otro beso va para allá :)
EliminarHola, Maite.
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de relato!
Como no recordaba el sonido de este instrumento he buscado y encontrado esta maravilla: https://youtu.be/BhqQFs7huwU
Así que, he escuchado el oboe mientras acompañaba a tu protagonista en su búsqueda. He sentido su impaciencia, su curiosidad, su deleite, como la melodía lo iba arrastrando.
También he buscado el nombre de la chica de la lápida, pensando que era alguien famoso y conocido, pero no he encontrado nada. ¿Quién es? ¿Nos contarás algún día su historia?
Tu prosa poética es un preciosísimo maridaje con la música. Además, has elegido un instrumento inusual, pero especial y sensitivo; muy acorde con mi saxo.
Muchísimas gracias por este regalo para el VadeReto. Siempre es un placer leerte.
Abrazo grande.
El regalo es la oportunidad que me ofreces de superarme cada mes, aunque la mayor parte las dejo pasar por falta de tiempo. Hoy casi ni llego. La música me fascina, y aunque el jazz no es mi favorita, quería hacer alguna contribución. ¡La pieza que me compartes es muy buena! Elegí el oboe porque le tengo un gran cariño. No sé tocarlo, pero me trasmite mucho al oírlo, igual que la flauta. Sabiendo que se usa en jazz, aunque no sea tan común, me decidí por él. La mujer de la lápida es pura invención, pero no le vendría mal construirle un pasado :).
EliminarGracias por esta oportunidad, no sólo de escribir, sino también de aprender más sobre otro estilo de música que tiene tesoros escondidos bien interesantes (a esta Voltereta le gusta el ragtime ;)
Me alegra un montón que lo hayas leído con esa pieza; lo has musicalizado en tu interior, lo has hecho tuyo.
Y gracias por tu formidable sensibilidad; sin duda no sólo de escritor, de músico.
Un fuerte, gordote abrazo musical
🥰🥰🥰😁👍🏼🤗
EliminarHola Maite, preciosa historia de amor que trasciende la vida y la muerte para unir esos dos oboes y sus respectivos músicos. Un relato intrigante, que va ganando ritmo conforme vamos avanzando en lectura. Un gran final, me encantó. Saludos.
ResponderEliminarUna síntesis perfecta.
EliminarMe alegra mucho tener tu opinión. Todavía está en fase boceto; ya sabes que hasta que no pasa tiempo no podemos ver bien el efecto.
Un abrazo y muchas gracias `por leerlo!!
La música es el lenguaje universal. Mientras en el mundo estudiamos idiomas para entender las lenguas extranjeras, los músicos por más que pertenezcan a distinta cultura, pueden intercambiar sonidos y entender a la perfección lo que el otro hace.
ResponderEliminarEste relato tuyo, mágico y magistral como todo lo que escribís, habla de eso, de la comunicación entre dos músicos más allá de toda frontera idiomática. Aunque aparezca un toque de realismo mágico, el dúo existe. La belleza de tu aporte radica en lo subliminal, en lo que está entre líneas: quienes ya no están de alguna manera siguen estando.
Tu pluma nos ha sorprendido y enriquecido una vez más. Y van...
Un abrazo desde ultramar.
NN
Es verdad. Ésa es su grandeza, llega a todos los corazones.
Eliminar"La música llena el infinito entre dos almas" Tagore.
Me alegra mucho tu comentario! Gracias. Es un texto algo largo, todavía necesita depuración, pero ya tu opinión me anima (en este blog secundario a veces coloco lo más experimental o abocetado, o bien copias de seguridad del primero).
Lo has sentido a fondo y eso me encanta porque hablar sobre música no es como escucharla, resulta más abstracto y no sabía si llegaría esa sensación de las dos almas que se comunican a través de la música.
Me encanta cómo lo has sentido e interpretado "entre líneas". Mil gracias por tu Tiempo, compañero!!
Un abrazo grande desde este mar mío, casi siempre alegre y azul. :)
Hola Maite!
ResponderEliminarestos retos sacan lo mejor de las personas, es maravilloso el talento que hay por aqui. Los escritores son gente interesante y obviamente, me encanto tu relato misterioso, entre susurros, que a mi corazon estremece.
El oboe, dulce y penetrante, es un suspiro que al universo encanta,
y despierta emociones profundas... y una historia misteriosa me cuenta.
Es un texto muy fino, querida amiga. excelente.
Besote grandote.
Qué bien has descrito al oboe... "Es un suspiro que al universo encanta". A mí me tiene encantada; la música hechiza aún más que las palabras...
EliminarMuchísimas gracias por pasar por aquí, Hadita.
Un beso enorme!
Amiga, vengo especialmente a agradecerte por algo que no es habitual: la revisión de un texto anterior en el cual no se había dejado comentario. Vos lo hiciste.
ResponderEliminarOtra cosa, ahora el enlace a tu sitio direcciona hacia otro blog, espero no saltearme nada de lo tuyo.
Beso y abrazo van juntos.
Al revés, gracias a ti :) Y no te preocupes, cuando actualice en el blog principal colocaré su enlace en mi perfil.
EliminarBeso y abrazo :)!
Querida amiga, quiero agradecer tus comentarios tan nutridos y comprometidos con mis textos, además de tu amistad. He decidido cerrar mi blog, si alguna vez vuelvo con este tipo de relatos será desde otro sitio y te lo comunicaré.
EliminarSé que te he pedido varias veces que no te vayas y hoy me voy yo, razones íntimas me lo exigen. Mil disculpas por eso.
Te dejo mi agradecimiento porque enriqueciste mi vida literaria.
Abrazo grande y cálido.
Menuda ausencia dejas... Tú también enriqueciste mi vida literaria; he aprendido mucho con tus magníficos textos.
EliminarPero te comprendo; yo misma día sí, día no, pienso en dejarlo. Espero, de corazón, que todo te vaya bien. Lo importarte eres tú, y a veces hay que dejar a un lado lo accesorio y centrarse en lo que demanda la vida.
Ha sido una grandísimo placer compartir contigo literatura, arte y amistad. Seguro que la vida nos reúne en otro momento alrededor de mágicas palabras ***
Sé muy feliz.
Un abrazo fuerte y cálido, y Hasta la vista, como decimos aquí! :)
Nos hiciste acercarnos al músico, escuchar su oboe, sentir su sorpresa y emoción al oír ese otro oboe, que lo acompañaba a todas partes...y comprender su amor a la música, ese amor que tuvo respuesta del cielo y lo impulso a seguir adelante...Y es que nada es en vano cuando se pone el corazón en ello...Arte, amor y entrega se unieron para lograr el milagro...Ahi estás, Maite, escribiendo con la mente y el corazón, sacando hermosas melodías literarias, que llegan a los rincones de nuestros universos...Te seguimos, interpretando nuestras letras, dando respuesta a tu valiosa entrega, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación por la expresividad, los valores humanos y literarios que despliegas en tu relato...y el impulso que nos das para seguir creando y recreando la vida.
Mi abrazo inmenso y feliz mes de marzo ( tu mes)hadita
"Arte, amor y entrega"... Y eso sirve para todo... Y tú sabes mucho de eso! :)
ResponderEliminarGracias, amiga. Intentaré seguir sacando melodías, no sé si hermosas o no, pero de mi corazón seguro.
Mil gracias por seguir el rastro de mis palabras que desearían ser música :) Me alegra mucho servirte de impulso o inspiración, sabes que es mutuo.
Un abrazo inmenso y que también seas muy feliz con la llegada de las flores del almendro (tu almendro) :)
Siempre consigues sorprenderme, tu capacidad narrativa consigue superarse, avanzas en emotividad, valentía, sensibilidad y arte comunicativo. Este relato es una maravilla. Atrapa, envuelve y emociona y, a pesar de toda la emoción que va provocando la lectura, empiezas a preocuparte por el misterio que te plantea su lectura. Esto tiene un nombre: se llama arte. El hecho de que otro ser, es decir, su espíritu, comunique con él podrá ser interpretado como algo fantástico pero, a mi me parece, lo que voy a decir es solo una opinión, que nace como base de una experiencia personal muy curiosa y que, seguramente, sería discutida y no aceptada por especialistas de la sanidad mental. Puedo creer que hay algo que nos trasciende, algo espiritual. Llega por sí solo, en algunos momentos de la vida. Siempre sorprende por inesperado y desaparece igual que llega. Para mí, tu cuento es lúcido y trascendente. Creo que lo has conseguido por inspiración y nunca como un tema planeado. He vuelto a afirmar algo que desconozco y puede que tu me saques del error. Aunque no fuera como yo creo, no dejaría de ser una maravilla porque es pura inspiración.
ResponderEliminar.
Querida Franciska, lo has interpretado perfectamente. Me alegra un montón que te haya gustado, que hayas vivido conmigo esa emoción del protagonista.
EliminarSí, es pura inspiración, literatura... pero es evidente que pienso como tú; la vida no es solo esto que vemos. Hay muchooooo, mucho más, y en otros planos la conexión de almas puede darse, o incluso atravesar de un plano a otro. También es mi opinión, pero de ellas está llena el mundo, y tomamos aquellas que nos sirven de guía para caminar por este mar de nieblas que es la vida.
Mil gracias, mi apreciada escritora. Siempre me prestas unas alas muy bellas para seguir superándome. Encantadísima.
Un gran abrazo!
(Maite-Volarela)
Una historia de amor entre dos músicos que no se conocen, pero se sienten a través de la pasión que los une, la música. Según vamos leyendo nos atrapa el relato pues nosotros también buscamos al misterioso intérprete que acompaña la música del protagonista, guiándonos hasta la iglesia de vetustas piedras, ceñida de soberbios pinos. Hasta que sorprendidos como él descubrimos la lápida de quien fue música en otro tiempo, que dedicó su vida a ella y que quizás por ello sigue siendo música. Y que la música no muere, como el alma. Muy bonito relato, Maite. Un abrazo.
ResponderEliminarQué bien has imaginado esa iglesia antigua!, como tantas de tu bello Norte.
EliminarGracias por leer esta historia. La música y el alma, ambos inefables...inmortales..
Un fuerte abrazo!
Relatos así hacen que nos podamos reconciliar con este mundo... lo has vuelto a hacer, Volarela, y ya no sé si reír o llorar... emocionante.
ResponderEliminarEs como si fuese el viaje a la muerte, a la inmensa Luz, de una joven música callejera "libre, como el lamento de un lobo"... su oboe es la Libertad (y este le libera de su soledad) y su muerte es esa melodía improvisada que escucha... "ven"... la chica hace cuerpo con el oboe, y así fallece, Liberada y "sintiendo la poesía de la vida"... en todo su esplendor...
Así lo he sentido y disfrutado, y al máximo cuando te he escuchado con esas imágenes de luces de colores serpenteando la pantalla... Otra delicia más, gracias, gracias, gracias, Volarela, besos mil
Retomo la antepenúltima frase:
EliminarEn todo su esplendor "más allá del espacio y del tiempo"...
¡Sublime!
Ja, ja, me haces sonreír cuando dices... "lo has vuelto a hacer" :); qué halago tan dulce... :)
EliminarQué maravilla que te identifiques tanto con mis poemas y cuentos. Es una visión preciosa la tuya, que además voy a tener muy en cuenta. Gracias, gracias y gracias a ti!!
En el vídeo, ahora lo pienso, no se capta bien la idea, porque mis historias creo que son bastante complejas para ser escuchadas y se pierden detalles (mea culpa). En este caso, es un hombre el que toca el oboe en la calle, detalle que naturalmente se ha escapado al oírlo. Sin embargo, no andas alejada porque esa fusión que se produce entre los dos, entre el oboísta y el espíritu de la chica, ocurre más allá del espacio y el tiempo, y bien podría ser individual, dentro del alma del protagonista con esa parte inmortal que cada uno tiene y que al final nos espera.
De nuevo gracias por tu tiempo, por tu cariño, por el regalo de tus visitas!!!
Mil y un beso, preciosa!
Gracias Volarela por explicármelo con detalle, ahora que leo tu texto me doy cuenta que puse el vídeo y me dejé llevar... ; )) Me gusta lo que has querido relatar, una magia 'más allá del espacio y del tiempo' que se funde con el espíritu de la chica, gran amante de la música... Re gracias, Volarela, y siento el patinazo, besos mil
EliminarAl contrario, la agradecida soy yo; casi nadie escucha los audios y tú lo hiciste. Y tu interpretación, por otro lado, es preciosa, da para otra historia :)
EliminarUn beso enorme!!