Propuesta del Tintero de Oro en honor a Isabel Allende y su libro "La casa de los espíritus".
Más aportes aquí: 41ª Edición de El Tintero de Oro
VIDRIOS ROTOS
Aun impactado por el accidente que había presenciado
casualmente por el retrovisor varios kilómetros atrás, un Skoda rojo saliéndose
de la curva, Fabián había detenido su vehículo. El azar quiso que se parara
frente a aquella mansión ruinosa que nunca quiso volverse a encontrar. Habían
transcurrido sesenta años. Entre los sauces asomaba su mole decadente. Sabía
que nadie la habitaba, pero de alguna manera, el viejísimo caserón lo llamaba,
lo atraía con tentáculos extraños, como de polvo, como de recuerdos marchitados
en algún profundo rincón de su memoria.
La hiedra tapizaba de verde oscuro la mitad de la fachada. La
otra mostraba desafiante sus dientes mellados y cariados por el tiempo: hileras
de ventanas rotas, columnas, ornamentos y sillares ennegrecidos, tejados semiausentes.
Todo aquel absurdo barroquismo de la piedra languidecía bajo los brochazos
blancos de excrementos de un grupo de palomas
Se sintió impelido a entrar. Al empujar el gran portón
podrido, la desolación le impactó en los ojos: polvo, vacío, soledad.
Escuchó el inesperado impacto de un objeto de cristal contra
la pared. A la vez un frío intenso penetraba sus mejillas, como si lo arañara
con hielo. Vio vidrios por el suelo. El
pavor y la tristeza se enredaban por su cuerpo. Se acercó y reconoció el
cristal de Murano de una preciosa jarra que en aquel tiempo permanecía sobre la
repisa de la chimenea, junto al piano. Pensó en aquellos vidrios como la vida
de la muchacha que amó, estallando en mil pedazos. Tocaba el piano para él, una
sonata que ensayaba una y otra vez. Dos adolescentes amándose en secreto. Él
era sólo un criado, y ella una condenada a heredar, a obedecer, a callar.
Quiso marcharse, pero al fondo veía la habitación de ella,
incitándolo a entrar. Las paredes conservaban el tapizado que él recordaba,
ahora desvaído, casi destruido por las goteras, que estaban sonando en ese
momento con una insistencia mecánica de reloj, aunque no lloviera. Experimentó
una extrañísima sensación de inestabilidad en el alma. Comenzó a escuchar una tos
procedente de la cama. Su miedo crecía más y más, notaba su latido en la sien,
a martillazos de sangre. Debía irse. De pronto, unos invisibles brazos lo
rodearon; lo protegían. De alguna manera lo calmaban. Olía a rosas secas. La
tos volvió, más fuerte, molesta, casi dentro de su oído. Tuberculosis. Desde
que entró en la estancia, esa palabra le andaba royendo desde los pies a la
cabeza con pequeñas dentelladas de fuego, hasta que sintió el deseo
irrefrenable de caer sobre aquella cama oxidada y llena de polvo. Lo hizo. Y de
nuevo unos brazos lo apretaron aun más. Sentía la presencia de ella con fuerza,
pero no sólo la de ella. Notaba más y más brazos consolándole. Recordó la
hilera de cuadros con cuyos retratados la chica conversaba con toda naturalidad,
y también cuando un día expresó: “Ellos lo dicen. Un día nos iremos juntos”.
Salió de allí. Al cruzar el jardín la vio. Sí, era la
perfecta imagen de su recuerdo. Completamente corpórea, vestida de azul;
retazos oscuros de pelo resaltaban un cuello blanquísimo. Los ojos brillaban,
negros, grandes, serenos. Y sus brazos estaban abiertos. Su delicada boca
sonreía amorosa. Abrió los brazos en actitud de bienvenida. Se lanzó a
abrazarla, pero entonces se dio cuenta de que estaba abrazando a un árbol. Su
amada transparente… no era nada. Una quimera: el recuerdo exacto hacía sesenta
años de aquella noche en que escapó de casa, con su camisón azul. Al verle
abrió alegremente los brazos en aquel rincón escondido del jardín. Era
exactamente la misma escena. Querían huir. Tenían planes futuros. Pero a él lo
echaron de la casa; y ella, poco después, murió de tuberculosis.
Volvió a mirarla. Deseaba profundamente besarla. Sin embargo,
corrió todo lo que pudo, y la dejó allí con los brazos todavía abiertos y
aquella sonrisa encantadora y un poco pícara que a veces ponía. Todo en aquella
casa eran falsas proyecciones, lo sabía, pero se introducían en el alma, e
igual que en los sueños, hacían llorar.
Abrió la puerta de su vehículo. Entonces sintió punzante el
recuerdo reciente del retrovisor: aquel Skoda rojo, igual que el suyo, saliéndose
de la carretera… y un chirrido espantoso amortiguado por el cristal. No vio el
final.
La casa en ruinas, los recuerdos, el amor, todo eso había
abierto su herida casi cicatrizada. Manaba sangre etérica. Se presionó el
corazón como intentando parar la hemorragia. Cerró la puerta del vehículo.
Arrancó. Apretó el acelerador. Fue dejando un pequeño reguero de sangre por
toda la carretera. El sol del ocaso se reflejaba en su retrovisor. Le cegaba.
—No volveré a mirar mi pasado —se dijo, y movió el espejo.
En ese preciso instante su Skoda rojo se
salió de la curva.
Escuchó el chillido áspero
de unos frenos, mezclado con su propio grito; muy lejano, como desde una cápsula
hermética. Su coche saltaba hacia el barranco. Ése era el final… pensaba
mientras caía... Pero su mente no caía; se elevaba como las hojas llevadas por
un viento otoñal. No sentía nada, salvo ligereza. Una música de piano comenzó a
sonar, cada vez más y más potente. Era la sonata ensayada tantas veces por ella, ahora perfecta. En un fogonazo de luz la vio de espaldas; y no era un recuerdo.
Dejó de tocar. Se giró y abrió sus brazos. Y él corrió a hundirse en ellos como
si no tuvieran fondo.
Hola Maite, bueno, al final se unieron en ese abrazo... Sea donde sea estarán juntos. Conmovedor y tétrico relato. Muchas gracias por participar en el reto del Tintero.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias a ti. Ha sido un placer.
EliminarUn abrazo :)
Excelentes finales donde se mezclan los dos planos de diferentes realidades que has ido poniendo como chinas en el camino para que se pueda seguir el husmillo. A mi modo de sentir y evocar ciertas cosas, la exquisitez del relato, es que es Allanpoesco, con la aparición de la lacra de la tuberculosis (¡la adoro en mi imaginario descabalado, no en los aspectos nosocomiales!) en esa relación de amartelamiento tal como ocurriera antaño con la propia vida personal de Poe y Virginia Clem. Todos los detalles, la cultura, las sonatas, la mansión, conforman una elegancia de argumento muy adecuado para lo gótico de su espíritu. Y como estoy chalado perdío, el binomio de "sangre etérica" me hechizó, late en mí, y colorea todo mientras leo fascinado. ¡Virtuosismo y Aristocracia en Tus Letras! C h a p e a u ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! 💎🌿
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Juan, por tan generoso, entusiasmado comentario.
EliminarFíjate que a mí también me impresiona la biografía de Poe, especialmente esa parte de la enfermedad y muerte de ella, ese amor tan especial que se tenían, y lo mucho que le afectó a él. Otro autor, Clarín, creo que me ha debido influir con su relato "El dúo de la tos" Acabamos siendo lo que leemos, o leemos lo que ya somos?
Fantástico que te gustara lo de la "sangre etérica", ocurrencias de otra medio loca por estos temas extraños.
Encantadísima de nuevo!
Un fuerte y agadecido abrazo ☺
Me han encantado esos saltos entre los recuerdos del pasado, el presente y la premonición del primer accidente que presencia. Finalmente él elevándose escuchando la música y uniéndose en un abrazo con ella. Precioso.
ResponderEliminarGracias, a mi me ha encantado que lo percibas tan bien!
EliminarUn abrazo
Hola Maite,
ResponderEliminarUn relato escalofriante que está a la ordén del día en las carreteras. Un amor que al final lograrón entrelazarse en un eterno abrazo.
Un inmenso abrazo.
Gracias por tu impresión, Rosana.
EliminarUn abrazo grande!
Hola Maite.
ResponderEliminarUn poético relato, con el revivir del amor perdido, como una premonición, justo en el momento en que se acerca el fin de su vida. Te diría que su amor volvió a buscarlo y lo llevó consigo, entre la bella melodía y los abrazos. No es una muerte desagradable.
¡Precioso aporte! Un abrazo.
Marlen
Para nada desagradable. Y claro que sí, quien sabe si ya sabía que estaba cerquita :)
EliminarMuchísimas gracias!
Un fuerte abrazo :)
Una hermosa historia de amor, donde al final el espíritu de ella lo está esperando, me gusta y tu manera de contarla, muy buena.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Me alegra mucho que te haya gustado, Patricia.
EliminarUn abrazo!
Preciosa la descripción del paraje, a pesar de lo tétrico. Fantástico el cambio de época, cuando atraviesa la verja. Y me encanta la casona mellado por tantos años sin ir al odontologo.
ResponderEliminarCuando mencionas lo de que su coche era igual que el accidentado, ya me he temido lo mejor. Lo mejor que le podía pasar. 60 años más 15 o 20 de la adolescencia... Volviendo al paraje por donde no quería pasar... Me da que recibió ayuda pasa salirse de la curva, quizás de si mismo.
Besoss Maite
Me alegra que te gustaran las descripciones y los cambios de época. Ja, ja, aunque hubiera tenido pasta, no habría convencido a ninguno :)
EliminarSabía que anticiparía el final con la frase del coche, pero tenía que refrescar al lector el dato para prepararle para el final y que uniera principio y fin (tú ya me entiendes). Mi relato era de 1500 palabras, tengo 600 para regalar, ja,ja ;)
También me parece que se auto ayudó ( a veces los deseos inconscientes son los que nos guían). :)
Mil gracias, Gabi!
Un abrazo!
Hay vivencias que se nos quedan marcadas a fuego para toda la vida, y personas que también nos dejan huella, tanta, que en ocasiones no podemos estar sin ellas! Un abrazote Maite y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarEs verdad...
EliminarGracias, abrazote y suerte de vuelta :)
Ironía lo de una adolescente condenada a heredar una mansión, que sería abandonada, quedando en estado de ruinas.
ResponderEliminarParece que ella lo recibirá en el más allá, que ha estado esperándolo.
Y que eso, el personaje ha vuelto a esa mansión, luego de tanto tiempo.
Tiene sentido la música de Bethoven, un integrante del romanticismo.
Muy bien contado. Un abrazo.
Ironías... ya te puedes imaginar: heredera muerta; madre loca; venta precipitada; fantasmas; abandono de inquilinos, ruina... creo que tendrían que ser de más de cien años para llegar al estado que describo; lo investigaré.
EliminarBeethoven y su "Patética", puro romanticismo, como la cara de la chica que toca en el vídeo.
Gracias. Un abrazo :)
Estupendo, Maite. Un espejismo de amor hecho realidad en ese final tan precioso. Un relato de corte gótico donde incorporas muy bien todos los elementos del género. Muy poético, también.
ResponderEliminar¡Gracias, Marta!
EliminarUn abrazo :)
Creo que es posible tener premoniciones antes de un accidente, aunque aqui parece mas una post-monicion.... je je, es decir el aviso de la tragedia llego despues de ocurrida.... parece en el mundo de los muertos las cosas van al reves.
ResponderEliminarNo desvelo nada... Me gusta leer lo que cada uno entiende.
EliminarUn saludo!
Me encantan los relatos donde el final es redondo, un final que aunque no se lea de manera literal, en la cabeza pongamos:"fin". El tuyo es así. Enhorabuena.
ResponderEliminarSAludos
Pues me das una alegría grande, porque es justo lo que me encanta, que el mismo lector sienta que no podría ser de otro modo.
EliminarMuchas gracias! Un abrazo
Hola Maite un relato conmovedor y llenos de hermosos detalles mezclados con el paso del tiempo y un amor que no tiene fin. Hermoso un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus generosísimas palabras.
EliminarUn abrazo :)
¡Maite! Me has hecho explotar la cabeza con esta maravilla de relato. Podría hacerse una película.
ResponderEliminar👏💐
Uf, qué expresiva eres...
EliminarSoy yo la que hecha humo...
GRACIAS!
Un abrazo!
¡Hola, Maite! Como han comentado una narración que nos lleva a los universos de Poe. Una historia que provoca sentimientos encontrados. Por un lado ese reencuentro en el Más Allá, pero por el otro, esa vida que no pudo pasar la página de la tragedia, uniéndose a ella. Esa doble sensación es lo que suelen provocar las buenas historias como esta. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras... Lo escribía y sí, sentía un montón de emociones distintas y contradictorias; al sintetizarlo me pareció que había mucha intensidad, pero no sé si es el efecto de estar metida tan adentro de la historia, sabes que hasta que no pasa tiempo no puedes valorar. Tu valoración ya es un premio.
EliminarUn abrazo, maestro :)
Hola Maite una historia muy bien contada , la mezcla entre la realidad y el mas allá nos lleva hasta ese final en el que los protagonistas se juntan para toda la eternidad.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo
Puri
¡Gracias, Puri! Qué bien que te haya gustado....
EliminarUn abrazo :)
Un bucle curioso, inquietante, evocador. Enhorabuena, y suerte.
ResponderEliminarY una gran síntesis!!
EliminarGracias, Guille, suerte para vosotras también :)
Un abrazo :)
Que orgullosa debe estar Isabel Allende, de tener seguidores tan talentosos que la admiran y homenajean asi, tejiendo un relato estremecedor, mi Maite hermosa!
ResponderEliminarCreaste una atmosfera cargada de nostalgia y misterio, tenes gran habilidad para crear imagenes vividas; he sido testigo de la danza de los fantasmas y los recuerdos, cuanta melancolia y deseo..!
Aqui el destino y la memoria convergieron en un instante fugaz, y como toda tu obra, es profunda y de belleza atemporal.
Bello, bello. bellisimo.
Te mando un besote y feliz semana por delante.
Hada, es un placer recibir tus análisis, de veras. Doble, si he conseguido que te guste tanto.
Eliminar"El destino y la memoria convergieron en un instante fugaz"... Muy bonito, porque es justo eso, destino, memoria.
Miles de gracias, amiga por pasar a leerlo.
Un besote igual, lleno de rosas :)
Hola Maite, querida amiga tanto tiempo sin comunicarnos... Pero así es la vida todo va por etapas. Vaya relato, es fantástico y triste a la vez, pero me gusta muchísimo el final.
ResponderEliminarYa hace tiempo que no paseo por los blogs porque poco o nada público, entre la enfermedad de dos de mis hijos y, el mayor que hace cuatro meses que se me fue al cielo, mi vida cambió por completo, vivo con el alma herida. Enferma de pena y no hay cura para eso, es un golpe demasiado fuerte, amiga.
Bueno pues te dejo un abrazo de gratitud y cariño. Deseándote lo mejor del mundo que nunca sepas de este dolor, que Dios te conceda mucha salud amor y armonía, en tu vida familiar y de amigos.
Que tengas siempre un motivo para sonreír y una ilusión para vivir con alegría, hasta otro momento amiga mía. 🙅♥️🌺🌺🌺🙏
No soy capaz de imaginar todo tu dolor, tan sólo puedo darte mi apoyo, mi comprensión, mis mejores deseos. A veces el dolor se concentra demasiado. Espero que con el tiempo y el cariño de todos los que seguro te rodean, poco a poco, encuentres motivos para seguir dando toda la belleza y el amor que llevas dentro a los que todavía te necesitan, y que finalmente, cuando el corazón en su momento haya asumido tan enormes desgarros, el dolor termine trasmutándose, o como diría Tagore: se haga flor en tus lágrimas. En cuanto a las almas... Me siento mal porque hayas tenido que leer mi historia; sin embargo el final es maravilloso, y no es de mi invención: el reencuentro. A ti también te llegará.
EliminarQue esa ilusión que me deseas para mí renazca en tu corazón como la primavera!!
Un gran abrazo!!!
Estupendo relato, Maite! me ha encantado esa manera de encajar el principio con el final y ese ambiente gótico que has sabido darle. Precioso! Un abrazo!
ResponderEliminarMe alegro mucho, Lola :)
EliminarGracias, y un abrazo! :)
Hola, Maite, una historia intensa, emotiva. Qué bien manejas los recursos para crear la atmósfera de misterio, la descripción de la casa, me ha recordado a La caída de la casa Usher. La relación de los personajes en esos dos planos es impresionante, consigue atrapar al lector de principio a fin. Me ha encantado. Una muy buena propuesta para el concurso del Tintero.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Todo un honor que te recuerde a la Casa Usher; disfruto ambientando, es como pintar con palabras.
EliminarMuchísimas gracias por tus amables palabras, me dejas refeliz :)
Un abrazo! :)
Continuo te visitando. Quando quiser o meu blog está lá, te esperando. Ficarei muito feliz com a tua presença. Obrigada.
ResponderEliminarLo siento. No sé tu idioma.
EliminarPara empezar, me encanta que un autor tenga amplitud de vocabulario. Que sienta respeto por la belleza del lenguaje, que busque palabras no solo por lo que significan, eso me predispone muy bien con respecto al relato. Me gusta mucho también la ambientación de la historia, como se va uno introduciendo en una casa que no es solo una casa, es un tiempo, es una historia, es parte de los acontecimientos mucho más que un mero escenario. El tono, te alabo el gusto. Melancolía. El relato no despierta miedo, al menos a mi, sino una tierna empatía, un regustillo nostalgico, un aroma a ocasiones perdidas, y eso lo distancia de las típicas historias de mansiones con espíritus: de hecho, a medida que lo lees, percibes que la cosa no va por ahí, que te has metido tras los ojos de alguien que, a lo mejor, no es tan alguien. El accidente te confieso me contrariaba un poco hasta que, al final, encajó a la perfección: cambiamos de plano, no es solo una historia romántica, tiene su dosis de filosofía, de trascendencia, ese destino marcado que espera, ese final que es principio, ese determinismo que se materializa.
ResponderEliminarA estas alturas del comentario no necesito decirte que me ha gustado, y mucho.
Muchas gracias, Maite, todo un placer leer tu relato.
EliminarPrimero gracias por regalarme este análisis tan bello y tan profundo. Cuando llegas al Tintero, no sólo nos regalas tu buena literatura, también una visión particular y diferente de lo que nos lees.
Para amor a la palabra, tu prosa. No lo recalqué en tu ultima historia por no ser redundante. Pero siempre me llevo contigo ese mismo efecto de armonía y cariño a la palabra que tanto puede provocar en el que lee, y que hace más rico y placentero un texto.
La casa, como dices, es mucho más, lleva impresa todas esas vivencias. La melancolía que describes se ha hecho casa y es el resultado de todo lo que aconteció en aquel lugar; la tristeza, el amor inocente, la enfermedad, los sueños truncados. Me encanta que hayas dado con la palabra exacta, melancolía, porque así lo iba sintiendo al escribirlo, sin ser muy consciente de ello.
Y otra cosa que me ha hecho mucha ilusión que destacaras es lo que a mí más me gusta de esta historia: cerrarla con el principio, tratando de expresar precisamente el determinismo irrevocable. Ese "fatum", ese círculo del que no se puede salir. El protagonista, al ver su futuro, aunque en ese instante no lo comprendiera, lo provoca, porque de no haber tenido la visión no hubiera parado impactado ante la casa y... todo lo demás no habría pasado. Así creo que algunos lo habéis visto. Y sería ahondar filosóficamente sobre si creamos el futuro o ya viene escrito; cuanta libertad tiene el ser humano, incluso si lo hemos creado antes ya con nuestros actos o deseos inconscientes, etc. El tema de las premoniciones da mucho juego. Pero bueno, sobre todo es una historia de misterio y amor sin tantas pretensiones.
Un premio tus palabras, de verdad.
Un abrazo grande :)
Hola, Maite. Realmente precioso. Conmovedor, bien escrito y bien medido. Me gusta mucho esa mezcla de planos, ese juego con el pasado y el presente, lo real y lo etéreo. Enhorabuena, es un relato magnífico. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Enrique!
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado la mezcla de planos, lo real, lo etéreo... el pasado, el presente...el contraste entre lo que es y lo que fue es algo que nos impresiona mucho.
Muchísimas gracias!!
Un fuerte abrazo :)
Tu "Vidrios rotos" me ha atrapado desde la primera línea. Me encanta esa capacidad descriptiva a lo largo de toda la historia para permitirnos ver cada escena al completo. Y el giro final no me lo esperaba para nada. He disfrutado muchísimo leyéndote.
ResponderEliminar¡Suerte en el Tintero!
Un abrazo.
Muchísimas gracias, Rebeca!
EliminarComentarios como el tuyo son vitaminas para el que escribe.
Suerte igual para ti!
Un abrazo 😀
Hola, Maite! Una maravillosa historia de amor. Me encantó el relato, las descripciones, el clima, todo. Y el efecto del final, genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Mil gracias, Mirna... ¡Es estupendo que te haya gustado todo!
EliminarUn abrazo muy agradecido :)
Hola, Maite. Me encantan los relatos en bucle, o con cierta trama circular. Sobre todo las pistitas, o cosillas que a priori pasan sin importancia pero que luego cuando vuelven a acontecer se les otorga una importancia capital y tu mente dice, "esto encaja como el engranaje de un reloj". Ya al principio parecía una historia de esas de miedo, pero este dejó paso a otra más profunda, con dualidad incluida, la cual se adueña de la trama y se funde en un relato esperanzador y lleno de ternura. Me encantó, me sumergí y los giros no hicieron más que avivar ese sentimiento.
ResponderEliminarMucha suerte y un fuerte abrazo
Hola, Pepe!
ResponderEliminarYa ves, jugando nada más... El verdadero experto en esta clase de tramas, complejas, precisas y asombrosas eres tú. La perfección te pertenece. Siempre que te leo me asombras, y estoy segura de que cada historia tuya abarca más matices y lecturas de los que yo pueda comprender, lo que las hace tan ricas y apasionantes. Tendrías que hacer un libro de cuentos también!
Mil gracias por tu profundo y peculiar comentario, porque además imagino que andas sin tiempo...
Un fuerte abrazo, compañero!
Hola, Volarela. Nada más romántico que una historia romántica con fantasmas de por medio. Pasar por esa carretera para recordar y justo al pasar página cruzar a la eternidad es un proceso completo. Después de su penar reunirse en el otro lado, es una prueba de que lo que es de verdad también es duradero más allá de la vida.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Sí, lo verdadero queda para siempre, pertenece al mundo de lo intangible, al mundo del alma.
EliminarGracias por tu lectura!
Un saludo cordial
¡¡¡¡ Apreciadísima V o la r e l a!!!! : ¡¡¡¡¡¡¡Enhorabuena por tu segundo y merecido puesto!!!!!!!!
ResponderEliminarJ u a n E l P o r t o v e n t o l e r o. Con Afecto Sin Par🎓
Gracias, Mil, Juan. No sabes el lujo que es para mí tener compañeros de tu nivel (y simpatía)
EliminarUn fuerte abrazo :)
Hola Maite. El pasado que vuelve a la mente de ese hombre torturado en el instante de su adiós definitivo a este mundo, un amor imposible que quedó en el recuerdo y que nunca se borró del todo, como los amores de verdad. No hay mejor forma de partir que en compañía de la amada, y el hombre del Skoda rojo tuvo esa suerte. Un relato cargado de emotividad e imágenes evocadoras. Enhorabuena por ese merecido Tintero de Plata. Un abrazo.
ResponderEliminarMiles de gracias, Valín. La verdad que no lo esperaba, ha habido mucho nivel en esta edición. Y se ha echado en falta tu participación fuera de concurso, hubiera sido la guinda :)
EliminarUn fuerte abrazo! :)
Maite, querida compañera: vamos juntas tintereando. Me pregunto si me merezco el oro poruqe punto más o menos, la verdad es que tu historia está en la primera línea. Un abrazo muy grande y gracias por todo
ResponderEliminarNada de eso, el tuyo no puede ser más merecido, ja,ja, aquí nos vamos a pelear en el podium.
EliminarEs un orgullo estar detrás de ti y que hayamos compartido podium!
Un besazo, compañera!
Maite!!! Felicidades por ese Tinterazo de plata! Me alegra mucho, tu relato fue de los que más me gustó. Enhorabuena a y a disfrutarlo!
ResponderEliminarUn abrazo!
No digamos a mí el tuyo...
Eliminar¡¡Gracias, Pepe, compañero!! :)
Un fuerte abrazo :)
Dramáticamente magnífico. Bien tratado, con el arnés puesto en las palabras justas para que no se desboquen. Me encanta, especial, la descripción de la casa desvencijada, hasta el esxcremente de las palomas y pájaros ponen un punto de hiperrealismo al caserón. Es que lo veo.
ResponderEliminarEres una estupenda contadora, Maite; tanto del exterior, el paisaje que toque en general en tus relatos, como del interior de los personajes. La trama la has contado con trazo firme a pesar de desasosiego y el dolor retroactivo del protagonista.
Te felicito, compañero, por tu estupendo tintero.
Y siento no poder comentar al resto de compañeros, que seguro escribieron cuentos estupendos. Es lo que hay.
Un abrazo Maite.
Todo un regalo inesperado... ¡Gracias! Son estos premios los que me nutren de verdad, vuestros análisis, que además valoro aun más por venir de escritores muy conscientes y hábiles, que llevan tiempo y han profundizado en el difícil arte de escribir. Yo sigo aprendiendo y aprendiendo...
EliminarSe disfruta mucho ambientado... me alegra de veras no haberme pasado con las palabras.
¡Gracias mil, Tara! Se te ha echado mucho de menos!! Y gracias de nuevo por molestarte en venir por aquí y hacerme este regalazo que valoro mucho!
Un fuerte abrazo!