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LA TRAMPA DEL RELOJ
“Sólo
le dan de vida hasta los siete años”. Escuché que le decía mi padre a mi madre
cuando era pequeña y sólo tenía cuatro. No saben que yo lo oí. Y ahora tengo
siete años menos un día. Y mucho miedo porque mañana moriré; estoy deseando
encontrarme con un reloj capaz de frenar el tiempo.
Salgo, a ver si por casualidad encuentro algo (¡oh, sí!, por favor, por favor...). Dice mi padre que la fe mueve montañas; o sea, que puedes conseguir lo que quieras.
Las palomas hoy no me piden pan. Una allí se ha acomodado sobre una trampilla de hierro. Vaya un lugar extravagante se ha buscado... Debe de ser que no tiene un nido para empollar… Voy a ver.
Qué raro. Esta trampilla tiene ¡la forma de un reloj! La levanto, huele bien, a azahares. Se oye lluvia allá abajo. No voy a entrar. Da yuyu... Mañana moriré. ¿Y por qué no pasas, so tonta? No hay nada que perder.
Vale. Qué fácil es abrirla…
Bajo siguiendo una escalera oxidada, vertical. Miro hacia arriba y me veo a mí misma, duplicada, asomada a la trampilla... ¿mirándome? ¡Qué susto! Pero parece una foto; no se mueve... Es muy raro...
Todo está oscuro, me gusta el sonido de la lluvia, me recuerda a mi padre. Bajaré, qué más da. Mañana voy a morir. Sigo.
Ahora el agujero se hace ancho y me asomo a una ventana de color rosa. Hay una gran habitación. Mamá está ahí… ¡conmigo!, ¡yo soy el bebé! Me da el pecho. Tiro del pelo de mi madre con fuerza. Pero parece un telón, todo cae y se deshace en polvo de colores, desaparece… Ahora es distinto. Veo otra escena. Es como si fuera una película de mí misma... Soy muy anciana; sé que soy yo; me siento. Vuelvo a estar enferma. Un hombre me besa en las manos. Llora. Es mi hijo. Se llama Chopin. Me gusta la casa en la que me encuentro, llena de velas, muebles raros. Qué felicidad… En todo hay ternura y música. Me gusta mucho. Quisiera quedarme. La anciana me ha visto y se ha asustado mucho; yo le digo que no corra la cortina, porque saldrá otra escena, lo intuyo. Pero lo hace; no puede oírme, mi voz son notas musicales. Otra vez se llena todo de polvos de colores y cuando la última mota toca el suelo se abre una nueva imagen; ahora soy mucho más joven. Estoy en una playa preciosa junto a un hombre que me alza por la cintura hacia el cielo... Qué bien me siento. Nunca había experimentado esas cosquillas. Estoy ilusionada. ¿Será amor? Ahora me acaricia la mejilla, muy despacio. Pero entonces sus dedos empiezan a deshacerse, y de nuevo todo se transforma en ese polvo, yo, él, las olas... No quiero mirar más. Voy a seguir bajando escaleras.
No tengo miedo. Me encanta ir hacia atrás. Se abren más y más ventanas según bajo. Algunas no me gustan nada, como aquella en que grito mucho, acostada entre vacas, mientras me sale un bebé por... ¡O esa otra donde me cortan la cabeza! Sigo… He llegado a una cueva donde me encanta pintar bisontes. Qué vergüenza... no llevo ropa. ¿Por qué todos mis nombres empiezan por la A? Por cierto, me llamo Ana. No sé con quién hablo, pero quiero pensar que no hablo sola. Quiero... Sí. Además, hablar mantiene mi fe.
He pasado todo el día en este agujero tan profundo. Quedan diez minutos para que sea mañana. ¿Se va a morir aquella de la fotografía? Yo me quedo por aquí, explorando, por si acaso.
Miro para abajo, y la escalera no parece acabar nunca. Ya he bajado veintisiete plantas más; he sido una australopithecus afarensis, una ardipithecus rámidos; y también he sido caballo, canguro, cabra, correlimos, cuervo, culebra, cucaracha, ciempiés, cocotero, cactus, cobre, cinabrio, CO2... (¿por qué cambiarían mis nombres por la C?)
Ya es el día siguiente según mi reloj de pulsera. Debería estar muerta, pero aquí, en el pasado sigo viva. ¡Anda!, hay una ventana que antes no estaba. ¡Agh...! tiene una cagada fresca de pájaro en el cristal... A través de ella veo a una niña (¡Yo, que acabo de cumplir 7 años, claro!) ¡Y no me he muerto! ¿Era un error de los médicos? ¡Con el terror que he pasado todos estos años a que llegara ese día! Estoy en la calle, buscando la trampilla que vi el día anterior. No la encuentro. No hay rejilla con forma de reloj, ni paloma acostada, ni nada. Llega por detrás mi madre. Me abraza y me besa alegre, y sigue conmigo por el paseo. Ahora van a casa de la abuela… Oigo lluvia, lluvia bonita allá arriba...
Y no se ve nada más… Todo lo tapa la lluvia.
Quiero volver al futuro.
Cuánto he bajado... Y la escalera sigue y sigue hacia el infinito... Miro hacia arriba. Está muy oscuro. La trampilla de arriba no se ve, ¿se habrá cerrado?, ¿he caído en una trampa del tiempo?
Oigo lluvia, mucha. Qué miedo. Quiero ir al futuro, por favor, por favor... Las gotas me recuerdan a la voz de mi padre; me serenan. Él dice que la fe mueve montañas. Si entré aquí para no morir (y de hecho lo he conseguido; no me he muerto), ¿por qué no voy a salir también? Sí, saldré, saldré, la fe mueve montañas. Bajaré un poco más. Mira, Ana, otro reloj igual que el primero, pero oxidado. Está clavado en la tierra roja que se ve a través de esta nueva ventana. Es un desierto marciano. Pasa a ver, no tengas miedo. Nunca te has atrevido a atravesar una de esas ventanas. Sólo has sido espectadora de ti misma. Es hora de que actúes. Ábrelo a ver. ¿Y si no puedo volver y me quedo en Marte para siempre?
Llueve serenamente. Me habla mi padre. Confía...
Paso, me he clavado una astilla del marco. Aquí me siento muy ligera y hace un frío mortal. Abro la tapa del reloj sin problema. Chirría. Veo todo muy negro, ¡pero huele muy bien, a flores de azahar!; y al fondo hay una paloma pequeña, reposando en una rejilla, muy, muy lejos... ¡Es ella!
Cierro los ojos. Tengo fe. Me tiro.
Y de nuevo vuelvo a tener siete años menos un día...
***
Antes que nada, me alegra que retomaras tu actividad jueveras, Volarela, siempre sorprende tu mágico mundo de poesía y ensueño. Esa trampa de reloj que has armado a modo de mundo de Alicia en el país de las maravillas volviendo hacia atrás y hacia adelante el tiempo es muy creativo. Te agradezco por sumarte
ResponderEliminarGracias, Mónica. Con anfitrionas tan encantadoras, créeme que no es nada fácil faltar... Es... ya sabes, la trampa del tiempo...
EliminarUn beso bien grande, y de nuevo gracias por tu gran labor
Ese reloj si que tenía trampa, la de no regresar al futuro sino al presente , aunque bien dicho el presente pasa al pasado en un plis plas, y el futuro dura poco . Relato donde esa bajada de escaleras es un tanto peligrosa. Un fuerte abrazo y muy feliz jueves.
ResponderEliminarQuién habrá puesto ese reloj ahí...
EliminarAbrazo bien fuerte, Campirela!
Angustiante. Me pongo en la piel de esa niña que oyó quien sabe que, porque también pudo haberlo interpretado a su manera, y siento toda su angustia. Pero el reloj es tramposo y el padre un hombre de fe, por suerte. Besos
ResponderEliminarLos niños lo interpretan todo literalmente, incluso la fe.
EliminarBesos
Ese reloj merece ser desmontado, qué mal rato le ha hecho pasar a la niña, ¡ y a mi, también ! uffff
ResponderEliminarBesos y enhorabuena por tu estupenda imaginación...
Yo, cuando pasé ya no estaba... ¿Lo has quitado tú?
EliminarAnónima/o ¡muchas gracias!
Besos
Que angustia!! Me he puesto en el lugar de esa niña que seguirá viviendo pero que ya no será ella ¿O si? Es un relato buenísimo. Besos
ResponderEliminarMi niña se hace la misma pregunta que tú... La paradoja de los desdoblamientos da mucho juego... ¡Gracias, Molí!.
EliminarMuchos besos
me quede atrapado en el tiempo, entre super bien, pero no supe como salir. que se supone que haga.?
ResponderEliminar¿Me lo dices a mí que también estoy atrapada?
EliminarYo creo que el tiempo como dijo alguien por ahí es una ilusion.... yo llevo varias ilusiones en el cuerpo. jajajaj
ResponderEliminar... que también es otra ilusión... :))
EliminarBesos alegres!
El tiempo es una trampa que nos pone la vida y hay que estar pendiente hasta que llegue el final y caer en ella lo más limpiamente posible.
ResponderEliminarLimpiamente, como siempre caen los gatos...
EliminarEl tiempo es la mayor trampa que existe porque nos la creemos.
Besitos :))
Me encantó una genial y fascinante historia que creo que da para mucho más, me imaginé así como Alicia en el país de las maravillas, pero jugando o traspasando el tiempo
ResponderEliminarA ver si su fe la saca de allí como la hizo entrar... O eso espero. Lo malo es que vamos de trampa en trampa.
EliminarMuchas gracias, María. Un placer tenerte.
Besotes sin trampa :))
se quedo atrapada en su afan por engañar al tiempo. resulto que el tiempo no habia terminado. ahora puede ser exploradora de tdo su pasado, otras vidas incluidas, y espectadora de su futuro. Hay mucho pasao por explorar, mas que futuro. H e ido a buscar quien erala madre de chopin, una pianista, pero solo me ha aclarado una parte de su futuro. la analogia de la tapa de alcantarilla con el reloj de la foto me parece otra maravilla.
ResponderEliminarbesosss Maite
EliminarPuse un personaje conocido, Chopin, sólo para que se viera claramente su viaje a sus vidas pasadas, pero por la rapidez ni busqué quién fue. Resulta que sí, existió y fue pianista... Me viene bien. Gracias por el dato.
Cuando vi la imagen del reloj es como si hubiera sido hecha para mi cuento; me alegra que te haya gustado.
Muchas gracias la lectura
Besossss
Anoche te dejé un comentario, te decía que habría que actualizar aquella frase de ''no camines hacia la luz'' por la de ''no bajes la escalera'', tratando de engañar al tiempo se quedó atrapada, no sé, quizás sea su oportunidad de aventurarse y descubrir infinitud de caminos y siendo niña, absorber y aprender de todo, lo principal, no tratar de engañar al tiempo.
ResponderEliminarAy, pero el miedo a morir suele ser más fuerte... Gracias por pasar, Verónica
Eliminarsi se quiere, se puede, menos para el tiempo. El ingrediente único que reina en el universo, poseer el tiempo, modificarle movernos para atrás para adelante es un eterno sueño de todo humano, implica la eterna juventud la rectificación de los errores Un abrazo
ResponderEliminarQuizá algun día se logre.
ResponderEliminarUn abrazo
Tal vez quedó atrapada porque aún tiene que seguir con ese viaje temporal de descubrimiento.
ResponderEliminarQue creativo quedó. Un abrazo.
Quizá todo tiene un sentido en la vida... Gracias, compañero.
EliminarUn abrazo
Engañar al tiempo es complicado cuando somos parte de él.
ResponderEliminarUn texto que puede evocar a Alicia pero que lo has personificado de tal manera que es una amalgama de creatividad, desdoblamiento y atemporalidad.
Un beso.
Me gusta mucho tu síntesis. Gracias, Mag.
EliminarUn abrazi ☺