Cuentos bajo la almohada: Las nubes estaban de acuerdo

Las nubes estaban de acuerdo

 


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Río Li, Guilin, China

Suspiro de Río tomó la bandeja y la sirvió a su esposo. Afuera, una garza batía con su pico la plata dorada del Huang-Ho. Gasas de niebla cubrían de tristeza las pupilas de la pequeña figura que volcaba el té sobre las tazas. Servía el negro líquido con el mismo sosiego con el que deslizaba sus pies de seda por el piso de bambú. Pero bajo su rosada piel de cielo, bullía un remolino tormentoso.

Comprendió que no era humana al descubrir sus propias huellas desapareciendo a su paso por las arenas del Huang-Ho. Desde muy niña asfixiaron sus pies en terribles cintas, a la vez que ahogaban su voluntad. Aprendió los secretos de la danza, la poesía y la música, los perfectos modales, la delicada sumisión, la encantadora sonrisa tímida, a juego con los pálidos crisantemos de los jarrones de porcelana.

Sus rasgados ojos, a veces, emitían chispitas de un secreto volcán que nadie, salvo quizá los gatos, veían. Su alma no pertenecía a nadie. Pero no encontraba el modo de salir de aquel laberinto de carne. Y ni siquiera conseguía llorar: un llanto largo y liberador era para ella tan deseado como la lluvia pora las plantas. Esos eran sus pensamientos al mirar el curvado adiós de los bambúes. Y por más que las garzas la contemplaran admiradas desde sus cielos fragantes; por más que los pájaros buscaran sus manos frescas cuando salía a comprar flores; o por más que el sol le recordara que estaban unidos en un pacto de eternidad, las fuertes notas de soledad y muerte la perseguían. Pero lo peor de todo era que no lograba llorar. Era imposible. Como si sus ojos estuvieran sellados, un cúmulo constante de lágrimas que jamás salían iba ahogándola por dentro: sentía sus remolinos acuosos por las venas, inundando también el corazón, y a menudo le costaba respirar.

De niña, Suspiro de Río era más inquieta que los alevines de un torrente. Escapaba una y otra vez de su hogar, y más de una vez la vieron volver desnuda y recubierta de plumas. Recibía castigos crueles sobre su nacarada e inocente fragilidad, en sus mismas mejillas de nube. Pero de nada servían; ella volvía a escapar para fusionarse al viento entre las flores del cerezo, o para sentir de nuevo la indómita mano del río moldeando sus pies como si ella fuera una piedra.

A los 52 años, muy cansada ya de buscar orificios por los que liberarse de su corsé de carne, deslizó el menudo peso de su vida hacia el Huan Ho. A su orilla se arrodilló para llorar al fin, pero no lo consiguió. Y poco después, murió.

Y cuentan que ese mismo día sucedió el prodigio. Esa mañana, la niebla era la más espesa que jamás se haya visto. El fornido comerciante que la compró, su rico dueño, su esposo, abrió la puerta de su casa en busca de su cotidiano recibimiento.

Pero no encontró a nadie. Las camelias en sus jarrones estaban desfallecidas. Y en todo el hogar se podía escuchar el insistente ritmo de una fuente misteriosa, inexistente. Las pérgolas, como si hubieran transcurrido cien años, aparecían completamente oxidadas y el aire que venía de ellas casi quemaba los ojos. Los tapices habían perdido todos sus colores, y a lo lejos las montañas, al correr de las andrajosas cortinas, semejaban esqueletos azules y desmoronados.  En ellas, el comerciante vio el reflejo de su propio rostro. Llamó a gritos a su mujer, pero como única respuesta tenía el rumor de aquella extraña fuente que resonaba por todas partes. Al abrir la habitación de ella, una gran nube de mariposas salió volando hasta inundar toda la casa de pequeños ritmos amarillos. Volvió a llamarla, desesperado. Encontró su túnica de seda, con peso de siglos, polvorienta,  y con ella en las manos, volvió a gritar su nombre. Entonces, sintiendo el pánico como una piedra que rodaba hacia él, trató de huir, mientras sentía su cuerpo flotar en un estanque, entre lotos gigantescos.

Las paredes luego, tras un temblor sobrecogedor, comenzaron a transformarse en un bosque de troncos milenarios. Los muebles regresaron a su solemninad de árboles libres. Los cuadros se los tragó un cielo con todos los matices del azul; las figurillas de jade, teteras de plata y vajilla de porcelana se fueron a respirar el silencio mineral del fondo de la tierra, succionadas por ella. Y el tejado rojo se desplomó, mutándose en pujantes amapolas al caer.

Luego, sobre el suelo, antes de mármol y ahora de afiladas piedras deseosas de caricia, un río comenzó a deslizarse. Era la misma Suspiro de Río, libre al fin, llorando toda el agua que en su vida mortal no pudo sacar, pero también las lágrimas de felicidad de su verdadera esencia de río.

                                       


23 comentarios:

  1. ¿que ha pasado?
    ¿donde está el de la mosca?

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    1. Perdona si te he liado. Era excesivamente largo, aunque sea fuera de concurso. Éste es más cortito.

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  2. Pues pensé que se te habían trastocado este con el de la mosca, pero no; este también es de de metamorfosis.
    Una más original que la mayoría porque es en algo "supuestamente" inanimado.
    Y ese es el meollo de relato, porque el anima es la de Suspiro del río. Que vuelve a su esencia "como un torrente", nunca mejor dicho. La ansiedad acumulada esos 52 años de penurias, materializada en lágrimas no vertidas se desata y arrasa con todo lo que había sido tocado por su vida, devolviendolas a su natursleza primigenia.
    Nos ofreces la línea temporal completa, con la angustia ontenida al principio y la posterioretamorfosis cusndo ya no puede más.
    Magnífico Maite. Espectacular.
    Este sí que va a concurso no?
    no llega a 800.
    besosss

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    1. Como siempre, das completamente en la esencia del relato.
      Si eres río y te ves limitado a ser humano... imagina...
      Muchísimas gracias, por la paciencia, y por tan animoso comentario.
      Un abrazo!!

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    2. Se me olvidaba... Está fuera de concurso porque los que tuvimos algún premio la pasada edición no podemos concursar en ésta.

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  3. Es una pena que no vaya a concurso porque nos regalas un relato que tiene la belleza poética de una acuarela oriental. Bellísimo. Gracias y un gran abrazo

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    1. Gracias a ti, Juana. Me encanta eso de la acuarela oriental.
      Un abrazo grande, y a ver si te animas tú también :)

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  4. Hola Mayté un relato muy poético sobre la transformación de Suspiro de Río. La narración es exquisita y se disfruta mucho la lectura. Sin duda si estuviera para el concurso andaría en los primeros lugares. Saludos.

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    1. Me alegro de que lo disfrutaras. Muchas gracias, Ana, en cuento pueda voy a leerte :)
      Saludos cordiales :)

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  5. ¡Qué bonito, Maite! Un relato en tono de leyenda melancólico y precioso. La narración es muy dulce y muy poética. Me ha gustado muchísimo.

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    1. Me alegra un montón, y más con lo poética que tú eres...
      Muchas gracias, Marta :)
      Un abrazo

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  6. Hola, Maite. Tu relato es precioso. Se nota el mimo al escoger cada palabra y transmite una tremenda serenidad. Enhorabuena, me ha encantado. Un abrazo.

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    1. Me llama la atención lo de la serenidad, y me gusta mucho... :)
      Gracias, qué bien que te haya gustado. Vosotros sois muy buenos conmigo, no como mi tiranilla... esa "M" ;)
      Un abrazo grande, E de Enrique Escritor :)

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  7. ¡Hola, Maite! Un relato espectacular. Que lo hayas contextualizado en China es todo un acierto porque, además, narras la historia a la manera oriental. Con ese lenguaje visual y poético tan característico de esa literatura. Y desde esa forma, el fondo, la historia le pega como un guante. Logras magia donde hay miseria, logras esperanza donde hay tragedia.
    Y en ese fondo consigues un canto de libertad. No solo para el personaje femenino, sino en los objetos que la rodean, regresando a su vida, antes de ser "domesticados" para nuestro uso.
    Quizá, esto ya es en broma, tampoco sea algo tan absurdo eso de convertirse en rio dado que según dicen nuestro cuerpo es agua en un 70%.
    Un abrazo!!

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    1. ¡Hola, David! :)
      Me encanta tu comentario porque además de resaltar ese tono delicado que es tan oriental y que busqué, mencionas la "rebelión" de la naturaleza. Toda la poesía china clásica está imbuida de naturaleza, igual que su pintura. Me gusta mucho que hayas profundizado en eso con las palabras "canto de libertad", es precioso, de verdad, y redimensionas y amplias todo el cuento.
      Ja,ja, pues es verdad; mira que si a nuestra agua le diera por querer liberarse del recipiente y buscar su mar "adonde todos los ríos van a parar"... :)
      Muchísimas gracias, David.
      Un gran abrazo!

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  8. Hola Maite pues es un relato digno de concurso me ha encantado cada palabra y cada imagen, y me alegro que suspiro de rio encontrara la felicidad y se librara de su prisión. Un abrazo y buen finde.

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    1. Gracias, Ainhoa, me alegro de que te gustara; a mí la vuestra también me encantó, con esa chispa tan agradable y simpática que sabéis darle a los relatos.
      Un abrazo y buen finde también :)

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  9. Hola, Maite. Un relato muy potente, y denso. Una mujer que no era humana como tal, que lo sabía y que ello la llenaba de pesar, pues sentía su esencia mitigada por la limitación de su cuerpo. Un relato muy simbólico y lleno de muchos significados. Y a pesar de todo lo planteas lleno de poesía, que le da un plus al relato. Una historia de diez, compañera.
    Un fuerte abrazo

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    1. Mil gracias, Pepe. Había escrito una historia mucho más larga y loca, y a eso me refería en el comentario con lo de que no había escrito algo tan absurdo, pero finalmente me he decidido por ésta otra, más breve, no quería cansaros demasiado.
      Me alegra mucho que te haya gustado y veas simbolismo y significados, además de la poesía. Es todo un premio para mí.
      Otro abrazo, grande y fuerte, compañero :)

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  10. Hola Maite, es maravilloso tu relato, mágico, resumiendo en esas delicadas palabras toda la angustia y tristeza de quién se sabe fuera de lugar, en una existencia no deseada hasta que por fin llega su liberación.
    Me gusta mucho, un abrazo.
    PATRICIA F.

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    1. Gracias, Patricia. No es muy kafkiano salvo por el aislamiento de la protagonista, pero me alegra que te haya gustado esta fantasía oriental.
      Un abrazo!

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  11. ¡Qué delicia de relato, Maite!, tan bien escrito. Y además sabiendo de lo que hablas no por vivirlo en primera persona, espero, me recordó a Pearlo S. Buck creo que se escribe, sino, sobre todo, por ser lírica encerrada en su sino, en su proia carne, abocada a su destino.
    Una delicia y una tristeza. Me ja encantado Maite.

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    1. Mil gracias, Tara, por pasar por aquí y dejar tu opinión, ¡tu estimulante opinión!
      Tenía ganas de hacer algo con ambiente oriental y como en este lado del Tintero hay más libertad he puesto éste. Hice otro más acorde a Kafka, pero era demasiado larguííísimo...
      Me alegra que te gustara :) Lo que he aprendido de la China antigua se lo debo a Pearl S. Buck, lo has captado bien; nadie como ella describe la vida tradicional china, además le aporta un toque psicológico a sus novelas muy atractivo. Hubo un tiempo que me leía casi todas sus novelas. De nuevo, gracias compañera.
      Un fuerte abrazo!

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