Cuentos bajo la almohada: ¿Dónde está la risa de la princesa? Cuento para niños

¿Dónde está la risa de la princesa? Cuento para niños

           





                                     


Os dejo este cuento infantil, hecho expresamente para la propuesta de Vade Reto de hacer una historia de fantasía para niños. Espero que si algún niño lo lee... le guste.




                   Ilustración de Benjamin Lacombe



                                    ¿DÓNDE ESTÁ LA RISA DE LA PRINCESA?


 Ésta es la historia de una joven y hermosa princesa que había perdido la risa.

 Se llamaba Clara, porque al nacer era más pálida que un mechón de nubes. Sin embargo, su cabellera parecía un tapiz tejido por la noche, de tan negra y brillante. Tenía dos ojos enormes, oscuros, bellísimos, también con destellos estelares, pero más tristes que la exclamación de un grillo dentro de un pozo.

 Caminaba siempre con mucha gravedad, la mirada muy seria, clavada en el infinito, como si estuviera enfadada con el universo. Siempre, siempre, su rostro tenía esa expresión tan fría e impasible... Jamás brotaban de sus rojizos labios ni la más remota sonrisa; ni cuando cosía, ni cuando conversaba con sus amigas, ni cuando tocaba el laúd, bendecida por la maternal mirada de la luna.  Rodeada por las dicharacheras rosas de colores de su jardín palaciego, su carita, tensa y triste, a veces,  rompía su rigidez en un fuerte llanto. Los pajarillos, entonces, silenciaban su canto bruscamente, y hasta el sol parecía buscar a las nubes para no mirar tanta tristeza.

 Al amanecer solía dar una cabalgada por el bosque con su blanquísimo yegua. La princesa, envuelta con el aire más puro y con los nacientes rayos rosados, experimentaba una sensación inefable de libertad. Pero ni tan siquiera en esos momentos era capaz de expresar su arrebato de felicidad. Su alegría quedaba interrumpida en el mismo instante en que la sentía, al no poderla expresar. Estaba atenazada por alguna maldición que no conseguía entender. En algún día de su niñez perdió la sonrisa; mas no lograba recordar bien cómo ni cuándo fue.

 El rey, su padre, anunció públicamente a todo el reino que el caballero que encontrase la risa de su hija sería honrado con su mano. Los hombres más dotados de sentido del humor fueron los primeros en presentarse, volviendo locos de risa a toda la corte, menos a ella. Nadie comprendía que si no reía, no era porque no quisiera hacerlo, sino porque no podía; los músculos de su cara se negaban rotundamente. 

 Para sorpresa de todos los habitantes de aquel lejano reino, el chico menos agraciado por la fortuna y el destino se presentó como candidato. No sabía hacer reír, era soso, y para colmo, muy, muy bajito de estatura. Eso había convertido su carácter en taciturno y triste. Pero como era sumamente inteligente y amable, y además tenía una bellísima conversación, la joven Clara se quedó prendada de él. Hablaron durante mucho tiempo, y al fin, Tristán, que así se llamaba el caballero, logró conseguir detalles de la vida de la princesa que le parecieron muy importantes para resolver el enigma.  Logró saber que de niña era muy alegre. Pero un día, después de tocar una salamandra en uno de los estanques del jardín, notó pequeños cambios, como que la mañana se ensombrecía bruscamente, o que los árboles, en lugar de desprender resina, soltaban lágrimas. Sin embargo, fue unas semanas más tarde cuando desapareció completamente la sonrisa de su cara.

 El joven hacía años que suspiraba en secreto por Clara, de modo que inició entusiasmado su aventura de hallar la sonrisa perdida. Basándose en tan escasos indicios, comenzó sus pesquisas estudiando el ciclo de vida y costumbres de las salamandras, pero nada halló que pudiera relacionar los hechos. Preguntó  a toda clase de personas el modo de recuperar una sonrisa (médicos, sacerdotes, hechiceros, comediantes...), mas nada lo convenció. Sólo al conversar con una curandera del pueblo vecino descubrió una posible solución. 

 La mujer conocía los espíritus que habitaban el frondoso bosque de la región. Le dijo que algunas salamandras son en realidad ninfas transformadas, y que tienen verdadera envidia de la belleza de las humanas. Si una mujer muy bonita, o incluso una niña, osaba tocar a uno de estas ninfas camufladas en anfibios, podría perder su sonrisa para siempre. Y esto es lo que le ocurrió a Clara al tocar la salamandra. Como la risa es algo que brilla y resuena mucho, la ninfa tiene que esconderla en algún sitio. Por lo visto, decía la curandera,  la debió ocultar entre los dientes de un dragón, porque no muy lejos del palacio había una cueva habitada por un extraño dragón, que parecía encantado, ya que en lugar de expulsar fuego echaba sonrisas!  

 He aquí al joven y valiente caballero enfrentado de nuevo a un dragón, como tantas leyendas antiguas. Y aunque estaba temblando de miedo, se plantó en la puerta de la cueva, con todo su arrojo como lanza, porque su verdadera arma, una fuerte y pesada espada, se había quebrado en mil pedazos, nada más pasar por el umbral de la cueva; obra, sin duda, del amor que desprendía aquella sonrisa en la boca de la bestia encantada. En la profunda oscuridad brillaban ya los ojillos del monstruo. Como Tristán, en el fondo, era un hombre muy pacífico, temblando, se limitó a utilizar su mejor arma: su lengua. Y así, comenzó a conversar con el dragón, contándole toda su aventura. El enorme reptil alado, sorprendido y maravillado, aceptó feliz entregarle esa risa que de ningún modo le dejaba ejercer su noble oficio de dragón, pues todos se reían de él en cuanto abría la boca. Él mismo era incapaz de quitársela, por lo que el muchacho, loco de contento, consiguió arrancársela de entre los dientes. Tenía forma de media luna y brillaba tanto que deslumbraba. La guardó en su bolsillo con el máximo mimo posible. Quemaba un poquito...

 El dragón, felicísimo, comenzó a echar llamaradas feroces a diestro y siniestro, comprobando la energía y ferocidad de su recién estrenado fuego.

 Cuando volvió a Palacio con el tesoro robado de Clara, lo colocó delicadamente en su boca hasta que desapareció tras sus lindos dientes. Diríase que el reino entero se iluminó como por un gigantesco rayo. La sonrisa de la princesa no podía ser más resplandeciente. Su rostro adquirió el brillo de una gran estrella que acabara de nacer, y el de Tristán, igualmente, quedó tan iluminado y feliz que jamás volvió a acordarse de la tristeza ni de su bajita estatura.

 Ambos, el día de su boda, rieron y rieron hasta hacerle cosquillas a las nubes, las cuales se pusieron a llover, locas de risa, como no se recordaba desde hacía mucho, mucho tiempo. 

                                                                            ***


                                                    Ilustración de Benjamin Lacombe


Si queréis escucharlo, visitad el enlace de nuestro querido amigo J. Antonio, en su blog: Acervo de letras: 

Acervo de Letras



15 comentarios:

  1. Jelou, Volarela, Maite, Poeta o CuentaCuentos. ¿Cómo te lo digo?
    Es que no sé si decírtelo o no. ¿Te lo digo o no te lo digo?
    ¡Uhm! Vale, que se enfaden las nubes grises o se quede afónico el grillo del pozo... Te lo voy a decir...
    ME
    HA
    EN
    CAN
    TAAAAAAAAAAOOOOOOOOOO
    ¡¡¡👩🏻‍❤️‍👨🏻💓💖💝😊🥰!!!
    El niño que habita en mi interior ha salido como un Alien y se ha puesto a aplaudir desaforado. Ya estaba loco de antes, pero ahora ríe como un descosido.
    Muchas gracias por este regalo, pero... ¿Te puedo pedir un favor?
    Me encantaría escucharlo en tu canal de yutú con tu voz.
    Así, en lugar de leérselo yo a mi sobrino, se lo contarías tú. 😜😍
    Un abrashasho. 🤗😊👍🏼

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  2. 😁😁😁Ja,ja, ja, GRACIAS POR DECíRMELOOOOO 😀😁😁😁
    Me hace muy feliz saberlo.
    Me encanta que te haya salido tu niño interior (como un alien?? ja, ja, uuuhh, que xusto) La que me hace reír es tú a mí, y a mi niña también, que ya la ves, con sus trenzas correteando tan alegre por haberlo hecho bien 😇😇
    Claro que sí, será un placer grabarlo para tu sobrinito! Yo también tengo sobrinitos, pero los temo...( para mí, su juicio es el más temible... Los niños son los expertos, ja, ja) Sin embargo, lograr el asombro de un niño debe de ser de lo más maravilloso...
    Un gran abrazo

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  3. ¡Qué genialidad! Qué bien trabajas las frases, que imaginación con las palabras. Me he gustado la historia entera, pero lo último lo de las cosquillas a las nubes y que de risa se pongan a llover, me ha parecido precioso. ¡Qué buen sabor de boca queda despues de leerte!
    Un saludo

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    1. Muchísimas gracias por leer una historia tan larga, y además para niños. Es una alegría que te guste :)
      Un saludo!

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    2. Acabo de escuchar el audiocuento. ¡Fantástico trabajo! Qué bien has modulado la voz y has expresado todo. ¡Me ha encantado!

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    3. Muchas gracias por tomarte la molestia... ¡cómo me animas!
      Muchos besos :)

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  4. Una preciosidad de cuento Mayté, bello, delicado y tierno, escrito con un lenguaje bello y pulcro. Me ha encantado. Enhorabuena, saludos.

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    1. Muchas gracias, Ana! El lenguaje después de tu lectura lo he hecho un poco más sencillo, adaptado a los niños, pues tengo idea de grabarlo (sugerencia de J. Antonio). Así, me he dado cuenta de que seguramente aún hay que pulirlo más para llegar al público infantil. Es el primer cuento que hago y me doy cuenta de lo difícil que es porque no es mi registro habitual.
      Un abrazo!

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  5. ¡Hola, Maite! Qué bonito cuento cargado de fantasía, aventuras y un dichoso final. Me ha encantado la parte del dragón, es muy muy original. No le falta ningún detalle a esta historia.
    Un abrazo :)

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    1. Qué bien... Me alegra mucho contar con tu opinión, ¡otra cuentacuentos! Es divertido, y hasta terapéutico tratar de escribir para los niños, se quita una mucho peso de encima ¿por qué somos tan serios los adultos?
      Muchas gracias por tu comentario :)
      Un abrazo de niña a niña! :)

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  6. Hola Maite. ¡Precioso cuento! Estoy segura de que a muchos nos vendría bien un amigo que rescatara nuestra sonrisa del dragón y nos la devolviera. Aunque, es cierto que hay amigos que, sin proponérselo, lo logran. ¡Y es un placer contar con ellos!
    Como es un placer leer este cuento, que muchos compartiremos con los niños que tenemos a nuestro alrededor. Un abrazo.

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  7. Me gusta la historia, si no fuese un cuento, hubiera dicho que la princesa tenía depresión.
    Narras muy bien, yo no tengo ese don, voy más "pim pam pum". No sé si entiendes lo que quiero decir 😅

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    1. ¿Verdad que sí? Parece tan triste... Menos mal que sólo fue un robo y la sonrisa volvió a su lugar.
      ¿Qué tú no tienes ese don???
      Pues todo lo que te he leído en los concursos demuestra lo contrario, escribes con un verdadero don (con un don "Don" bien chulo y flamante, ya me entiendes :))
      Un besote :)

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