MÁGICA FE
La dama del invierno no encuentra la llave del baúl donde guarda la nieve y teme llegar tarde a su boda anual con la Tierra.
Se ha colocado ya una falda roja con las hojas nostálgicas de los arces y abandonadas plumas de perdiz en los pechos. Luego, ha rizado sus pestañas con escarcha del año anterior, y, coquetamente, deja ver su ombligo profundo de estrella polar.
Encontró al fin la llave bajo la garra de un cachorro de oso, dormido.
Ahora, la dama danza montaña abajo mientras echa estrellas de nieve por su aliento.
Así narraba un cuento inventado la extravagante tía Inés a su sobrino, enfermo de cáncer, en una habitación que olía un poco a amargura infantil y otro tanto a ilusiones efímeras de media hora. Al menos, el pequeño podía volar hacia el interior de un mundo donde todo era posible.
La tía, visto el entusiasmo del chiquillo, le sugirió que pidiera un deseo, añadiendo que la dama del invierno se lo concedería.
– ¡Quiero vivir! –respondió lanzando la mirada hasta rebotar por todas las esquinas blancas del cuarto.
La tía se mantuvo en un triste silencio, pero el niño, desde entonces, guardó en su corazón ese deseo hecho realidad con toda la divina e inquebrantable esperanza que puede llegar a tener un niño.
Se escurrían los días, minuciosamente ordenados tras el segundero del reloj solar, hasta que resbalaron también incipientes trinos, anunciando ya la primavera, que andaba impaciente por abrillantar sonrisas. El día exacto en que floreció la primera prímula en los Alpes, la radiografía del niño aparecía limpia y bella como un campo de heno. La palabra “Milagro” saltaba de lengua en lengua, muy divertida.
Cuando el niño le llevó a su tía la verdadera prueba de su salud en un ciclón de palabras coloridas, atropelladas y pletóricas, ésta, más sorprendida que nadie, pero no queriendo destruir la fe que lo había salvado, le dijo:
–Dale las gracias a la dama del invierno porque ella cumplió tu deseo.
Y después de contemplar los pájaros dichosos, detenidos en pleno vuelo, del alma de su sobrino, añadió:
–Ahora, la dama blanca duerme en su madriguera de nubes,
satisfecha por haber hecho bien su labor: darle todo su aliento a la primavera.
Y la primavera... también eres tú.
***
Aportando cuentos blancos a la preciosa iniciativa de VadeReto
Buenos días, Maite.
ResponderEliminarCon qué dulzura entran las palabras de tus cuentos. Puede que sea blanco, por la propia nieve que lo cubre, pero se transforma en arcoíris en el momento en que entra en nuestra imaginación y empezamos a vivirlo.
Aplausos para ese final que fusiona la sonrisa de un niño con el milagro de la fantasía. Una dupla que nunca debería de romperse.
Muchísimas gracias por tu regalo navideño.
Un Abrazo.
Nunca, nunca... porque no hay nada más bello que la sonrisa de un niño.
EliminarGracias, J. Antonio
Un fuerte abrazo :)
Hola Mayte, un cuento muy lindo, con un final feliz pero más allá de eso, me ha gustado el manejo del lenguaje, el ritmo y la pizca de poesía que le has echado a la receta final. Un cuento muy agradable de leer. Saludos.
ResponderEliminarEncantada de te guste la receta...:) No siempre me sale agradable al paladar :)
EliminarMuchas gracias, Ana.
Un saludo cordial :)
Hola Mayte, muy bello cuento. Disfruté mucho con su lectura. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarMe alegro, hacerse niño es terapéutico para mí :)
EliminarUn abrazo!
"Ciclón de palabras coloridas, atropelladas y pletóticas" Qué frase más gráfica. Me ha recordado a cuando los niños en clase quieren todos contar a la vez lo que les han regalado para reyes. ¡Qué bonito cuento! Un final lleno de magia o de fe, como tú dices. ¡Ojalá existiera la dama de invierno! Qué bonito regalo también le hizo el sobrino a su tía cuando la compara con la primavera. Te ha quedado redondo. Ha sido un placer conocerte a través del VadeReto y poder leerte.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias!
EliminarSí... así son ellos, ja,ja, pura vida.
Ójala existiera... no debería existir ni un solo niño enfermo.
El placer es mío :)
Un saludo :)
¿Qué otro deseo podría haber pedido el pequeño?
ResponderEliminarY para sorpresa de su tía, se cumplió. Es para agradecer a la dama del invierno.
Un abrazo.
Sí, verdad? Ay, Demi, te has hecho niño... :)
EliminarBesote y gracias :)
Hola Mayte. Por suerte, el niño tiene toda la fantasía de su tía Inés para ayudarle a descubrir que el mundo es hermoso y los milagros posibles, ¡Ojalá todos los niños enfermos tuvieran ese privilegio!
ResponderEliminar¡Gracias Dama del invierno y gracias a ti, por contarnos su cuento! Un abrazo.
Se lo diré a la dama, que hay muchos niños aún por curar...
EliminarGracias de nuevo, Trujamán. Qué placer que leas los dos cuentos. Eres muy amable :)
Besote doble (con nieve y estrellas)
Realmente no sé qué comentar porque es una historia tan, pero tan bella... Y esperaba que terminara como lo ha hecho. Bien 🌷
ResponderEliminarGracias dobles... Esta edición he sido un poco abusona publicando doble.
EliminarEs genial que te haya gustado. Mil gracias!
Beso grande!
¡Hola! Qué bonito ese comienzo de la dama del invierno. Es precioso!! También me ha encantado que se produjera ese "milagro", dándole el final feliz al cuento. Es como haber contado dos cuentos en uno, el de la dama y el del niño. Además, empezar el cuento con el invierno, época fría (adversidad) y terminarlo en primavera, época templada, donde lucen las flores, pues es como que el niño vuelve a nacer con ella. El empleo de las estaciones respalda con mucho significado esos dos momentos que está viviendo él.
ResponderEliminarUn abrazo!
Qué bonita lectura me haces... Y observadora...
EliminarSí, así es. Los símbolos de la latencia y la vida, muerte y resurrección, o el sueño del invierno y el despertar de la primavera.
Me encanta que te hayan gustado esos detalles, y que señales lo de los dos cuentos en uno; no lo había visto y es verdad...
Mil gracias de nuevo! :)
Un abrazo!