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Relatos de otros excéntricos...El tintero de oro. La conjura de los necios
¿ExcentriCIDADES?
Soy la que
soy. Aun no se mi nombre, pero todos se empeñan en llamarme Nínive. Pero esa no
soy yo. Hablo, escribo y firmo, pero no soy yo en realidad la que escribo. La
miro a ella; sus ojos azules me atraviesan con la dulzura de un cielo
derramándose en mis manos.
Me gusta salir en monoquini, aunque nieve.
Ya lo he dicho mil veces. No me adapto a este cuerpo; me sobra la ropa; me
sobra la piel. Dicen que carezco del sentido del ridículo; es posible; ya me
han detenido varias veces.
Pero es que me encanta hacer el ridículo; es
uno de mis hobbies. Suelo desafiar a la gente, pero no necesito abrir mi abrigo
a los desconocidos. Basta con que me muestre tal y como soy para que muchos se
escandalicen. Pensándolo bien... ¿Qué es el ridículo? ¿Es un gran ojo que me
observa, descalza por una montaña rusa? ¿Es sentir las miradas sobre tu piel
como dardos de mantequilla, untuosa....?
Hago mucho el ridículo, porque encima me río, de mí, de todo. ¿Por qué
no? No conozco el miedo.
Camino por la vida a contracorriente,
expuesta a las miradas con mi 1,30 de estatura, desafiante, y tan
aplastantemente libre como la verdad. ¡Me gusta!, aunque me apoden "la
enana de ojos de gata".
Me han llamado de todo por ser así: chalada,
excéntrica, rarita... Me lo puedo permitir ¡soy rica y libre! Otra de mis
chifladuras, dicen, es pagar a mis empleados mucho más que a mí, puesto que son
los que trabajan; no tener jamás servidumbre porque todos somos iguales ante el
sol; o regalar casas mientras carezco de ella, habitando en la desnuda
naturaleza. Me gusta permanecer callada días enteros persiguiendo las
relaciones atómicas de las cosas. Cuando uno calla, el universo habla.
Siempre he sabido que no soy pieza de este puzle.
Me molestan los oídos con prisas, el olor a pescado rancio de la mentira, los
raspas lanzadas de la envidia.
Pero insisto, estas palabras no son las mías.
Son de ella..., de mi gata Nínive, que me utiliza para contar todo esto. Así es ella cuando nos intercambiamos los
cuerpos.
No sé quién va a querer escucharnos, y aun
menos quién nos va a creer...
Somos inseparables, la quiero, su presencia
me cura... Yo también soy bien rara, aunque no tanto.
Insiste en que no se encuentra bien en ningún
sitio; tampoco envuelta en piel de angora y con un rabo abanicando el tiempo. Y
eso yo lo sé bien cuando soy gata (ella). Me vuelvo totalmente excéntrica; curo
a lamidos ratones enfermos, maúllo al silencio con silencios, y vago por las
noches guiando a los fantasmas. No es fácil tener la imaginación de un gato y
no poder hablar, y tener que expresar sólo con los ojos lo incognoscible. Pero
hay una ventaja que sólo encuentro siendo gata: puedo permanecer horas inmóvil,
en un estado de éxtasis inefable, sin que nadie se entere.
Somos casi dos gotas de agua, dos
excéntricas, aunque con diferente traje.
Sin embargo, esta vez, mi Nínive se ha
pasado... Y no lo puedo permitir. Anduvo quemando mataderos y carnicerías..., y
eso... No es el camino, mi gata..., acaba mal. Ya no entrarás más en mi cuerpo.
No, no me mires con ojos de cordero degollado... Se acabó definitivamente.
Llaman a la puerta. Fin. Es la
policía...
¡Dios mío, qué hago ahora! Tendré que
fingir locura temporal...
Nínive, pequeña mía, entra...
***
Una mujer con el cuerpo usurpado por su gata. Una idea fascinante.
ResponderEliminarUna combinación explosiva.
La narradora tendrá que dar explicaciones por las acciones Ninive, que no han sido con maldad.
Muy bien contado.
Tu imaginación se ha puesto a trabajar, ja, ja. Te encantan los personajes excéntricos femeninos.
EliminarGracias, Demi.
Un abrazo
Ah! Que delicioso relato. Tens muito talento!
ResponderEliminar" Camino por lá vida a contracorriente, expuesta, desafiante, elegante y tan aplastantemente libre como la verdad. Me gusta, aunque me apodem " la excéntrica de ojos de gata"...!!
Tu gata NINIVE e TU... me encantan las duas...!!
Un beso para ti...
Gracias, Albino, eres muy amable comentando este tipo de locuras. Éste es un relato inventado para el Tintero, cualquier parecido con mi identidad es pura coincidencia ;)
EliminarUn abrazo
Hola Maite. Todavía me estoy riendo con la última frase, la gata adentro para parecer una loca, genial! Un relato muy bello, bien escrito y que va progresando mientras nos retrata esa dualidad mujer-gata desde la óptica de quien se sabe poseída por su gata pero asume con agrado su propia y felina forma de ver y sentir el mundo. Sutil denuncia de las cosas que nos oprimen en esta sociedad y no nos dejan ser nosotros mismos, del que dirán, del miedo a parecer ridículos o tontos ante los demás, del acumular sin medida a costa del trabajo de otros... con imágenes que evocan a veces lo absurdo. Hay frases muy bellas en el texto, el cielo derramándose en las manos, los maullidos al silencio con silencios... prosa poética de altura. Una pena que no entre en la categoría de concurso, hubiera alcanzado seguro una buena puntuación. Un abrazo.
ResponderEliminar
EliminarPrimero de todo: te doy las gracias por tan pormenorizado y profundo comentario, (un lujo para mí). Podrías ser crítico, además de escribir, se te da muy bien, he leído otros análisis tuyos en los compañeros y siempre aprendo.
Y después… Pues mil gracias. Me gusta mucho que destaques la poesía, porque aquí me he dejado llevar un poco por mi pasión.
Las críticas son, como dices, suaves, mi estilo no está hecho para eso. El humor ya es otra cosa, ahí cabe criticar de modo más feroz y divertido, pero está fuera de mis posibilidades.
Gracias por tus palabras!
Un abrazo!
Esta sí que es una personalidad contracorriente... ¿o dos?
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja! Qui le sait?
Gracias por leerlo, M.J. No podía resumirse mejor!
EliminarUn abrazo
Hola, Maite:
ResponderEliminarTu relato es una auténtica delicia ronroneante: acaricia nuestro ánimo y estimula nuestra imaginación mientras lo leemos, se queda acurrucado a nuestro lado, reconfortándonos, mientras lo recordamos.
Quizá la mayor excentricidad sea la de que no frecuentar los lugares sociales comunes. Una puede transmutarse en una gata sinuosa, otro en un gato cegato, para vagabundear por los tejados aireados en lugar de caminar por las calles abarrotadas.
Un gran relato, Maite.
EliminarA los tejados despejados no llega el bullicio de las preocupaciones, y sí, directa, la respiración de las estrellas, y hasta puedes sorprender, cerquita, el descanso de un par de cisnes migradores.
¡Tú sí tienes alma gatuna!, gracias por un comentario tan bonito… :)
Me alegró haber coincidido con vosotros en los ronroneos y maullidos! (tenemos que salir todos una noche a cantarle a la luna una tuna)
Un abrazo simpático, Nino :)
Hola!!!
ResponderEliminarComo la gata, obviamente, no habla, es la protagonista humana de la historia la que la cuenta.
No sé porqué, pero creo que esta excéntrica dama sí tiene un desorden mental que la hace creer que a veces, ella es la gata y viceversa, y que es eso lo que va a contarle a la policía.
Lo de la policía lo dejo a la imaginación del lector. No se sabe lo que Nínive puede hacer...
EliminarGracias, De la Flor.
Un abrazo!
Creo que estamos ante una personalidad múltiple. Se escuda en la gata para justificarse a si misma las tropelías que comete. Interesante enfoque para un personaje peculiar. Muy lograda la voz de la protagonista desequilibrada, cosa que descubrimos al final.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Ahora que la "autora" se ha ido a tomar un café, puedo decirte, que tras demostrar a la poli que estoy loca de atar, me he pirado para siempre con el cuerpo prestado. Estoy harta de ser gata. Que me echem unos galgos! ja,ja.
EliminarNínive
😉😉
Besotes
Genial, Maite. Un relato muy imaginativo con una crítica sutil pero evidente hacia ciertas imposiciones sociales. Un personaje a contracorriente que no encaja en un puzle del que no quiere formar parte. Un girasol que no gira, alguien que no conoce el miedo o la vergüenza... Lo has dibujado de una forma preciosa, con mucha poesía y delicadeza. Me ha encantado tu cuento.
ResponderEliminarY a mí tus palabras y tu sensibilidad. A veces ese conflicto de "desencaje" termina mal, pero la poesía va más allá, ve la belleza de las almas, como en tu relato.
EliminarMuchas gracias por tan sensible lectura!
Un abrazo
Me encanta cada imagen loca que evocas, desde la jirafa con tutú y demás excentricidades que se permite al ser poseída por la personalidad de su gata, en contra de todas las imposiciones sociales, girando en sentido contrario al mundo, deliciosamente desiquilibrada. Un lenguaje exquisito, con soltura, frescura y total desverguenza. Pues eso, Maite, que me has abarloado del lado de tu prota dual.
ResponderEliminarPrecioso.
Pues ella tan contenta. No le demos muchas alas que se anima a seguir de justiciera, ja,ja. Me encanta eso de " deliciosamente desequilibrada".
EliminarNo creo merecer tanto. Pero mil gracias, sabes que aprecio mucho cada una de tus palabras.
Un abrazo, un poco locuelo!
¡Ahhh! Y gracias Maite por el consejo de eliminar al pesao crítico de los blogs. ¡Zas! Borrado.
ResponderEliminarÉse-esa sí es de los que son pero no están...
EliminarMe alegro por el "zas" La ignorancia es la mejor arma.
Uuy , que poco le ha durado la voluntad de divorcio. estan mejor juntas que separadas. una cubre a la otra, dando verosimilitud a las actuaciones mas excentricas. ¿una gata pirómana? recibirá a la policia a maullidos de cordero degollado, en vez de afilando las uñas, que sería contrapoducente.
ResponderEliminarBien el final aguantando la primera persona en presente, que es un terreno muy pantanoso y dificil , cuando se pone uno a relatar sus acciones, resulta a veces postizo.
Soberbias las imagenes de los ojos derramandose en sus manos cuando escribe, las risas de las hienas en el horizonte; y las vistas a traves de los ojos de la gata: olor a pescado podrido de la mentira y las raspas de la envidia.
Si solo hay una excentrica, tiene mucho de gata aunque ande a dos patas.
porque fuera de concurso? has llegado tarde?
besooss, Mayte
Lo de que es una personalidad múltiple no convence… je, je, es que ni a mí Bueno, ya lo reescribiré, si no tiro el experimento, ja,ja. No es lo bastante bueno. Por eso no lo he puesto en concurso.
EliminarEn cuanto a escribir en primera persona y presente, es cierto, es de lo más difícil, sobre todo si hay acción. Me alegra haber atinado, y también con las imágenes poéticas.
Y, ja, ja, qué bien te has imaginado esos ojos de cordero degollado; sí es buena técnica. Después de eso, a la calle y con tratamiento. Ja, ja. :)
Te agradezco mucho tus palabras. Me ayudan a ver las contradicciones.
Un abrazo, Gabiaclarante
¡Hola, Maite! Un personaje, o dos, deliciosos. Perfectamente se les puede aplicar el dicho aquel de "Ande yo caliente y ríase la gente". Y es que en verdad la sociedad, la masa en realidad, no puede tolerar a quien se sale de sus normas poniéndola en peligro. Regalar casas ¡habrase visto! mayor atentado contra el buen orden económico... Quizá, la razón última sea la envidia de quien hastiado de normalidad no tiene el valor de rebelarse contra ella.
ResponderEliminarVeo que la gatita también es un tanto vegana, quemando mataderos... ay, ahí si que yo soy normalito, je, je, je...
Un estupendo relato en el que nos presentas a dos personajes que, perfilándolos un poco más, creo que tienen muchas posibilidades para protagonizar distintas historias. Un abrazo!
Gracias, David. Se pueden perfilar más, aunque de momento las dejo, desdibujadas, mirándose la una a la otra, que ya me tienen cansada, ja, ja.
Eliminar"Poniéndola en peligro".. Bien definido. La sociedad es como un ente vivo que vela por su integridad, despiadada con todo el que la amenace. Y es comprensible también; se defiende. Luchar por la propia individualidad conlleva no poca soledad.
Tu propuesta nos ha dado muchos puntos de vista, desde el humor hasta el drama. Me hubiera gustado leer tu participación, una pena que no puedas...
Un abrazo grande y agradecido
Menuda pareja explosiva me ha gustado el relato entre lo gamberro y lo espiritual, enhorabuena Volarela. Un abrazo.
ResponderEliminarJa,ja..
EliminarMe alegro, Ainhoa.
Un abrazo!
¡Ojalá! hubiera más mujeres gatas libres por la vida. Y más comprensión ante los que son diferentes y no quieren seguir ciertas normas establecidas por los de siempre; los que quieren dominar y controlar.
ResponderEliminarBesos
Oh, sí hay gatitos y gatitas sueltos, claro que sí :)
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte
Vaya relatazo, Maite, y vaya imaginación. Mira que no soy muy de gatos, que parecen puertas hacia otros mundo, pero en este caso lo acepto con agrado y varias risas, jajaja. Muy acertada la voz narrativa, te introduces dentro del personaje gatuno como si te hubiera poseído a ti mismo.
ResponderEliminarFelicidades!
Un abrazo!
Eres tan amable... Gracias a ti.
EliminarMe alegro de que sientas el lado mágico de los gatos; son adorables, como los perros... y todos los animales.
Un abrazo, compañero!