Pintura: John Brett. 1858
CORDERO
Un balido hiere el aire de cascabeles. Rebota tiernamente en las montañas.
La brisa silba su independencia mientras un águila planea...
Miro al cordero; él no lo sabe. Le soplo una sonrisa
de plumas. Y el azul de mis ojos se deshoja por su lomo.
Pero no lo sabe.
Bala, bala su angustia una vez más...
A lo lejos, su madre lo escucha
-retumba un latido entre los pinos;
retumban unos pasos por las rocas...-.
Las nubes se adhieren a la cima como mi mirada al cordero.
Pero él no lo sabe. La madre tampoco.
Ambos se están buscando.
***
©Volarela Julio 2022