NÓMADA
Nómada,
con mi collar de montañas, y un coro de peces por mi sangre.
Me llaman las mariposas con mares en sus alas. Y esa mujer que nada espera en el desierto, con su hijo muerto. Con ella estoy, porque soy el viento que roza sus párpados con la infinita ternura del silencio.
Nómada, de duna en duna: el frío, la lluvia, la sed, el agotamiento, el revuelo de las hojas en otoño... me harán levitar y dar las gracias.
Ahora caminaré un poco más, ¡oh, siempre un poco, un poco más!
Allí hay una acacia. Dejadme que me siente a su sombra a cantar la canción de todos los hombres buenos.
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Prosa poética: Volarela